jueves, febrero 22, 2007

Non blanc


Paradise Stairs. Yolanda Arroyo Pizarro, 2005



"El color, que está controlado por leyes fijas, se puede enseñar como la música."
–Charles Blanc


Este dolor es diferente. Tiene tonalidades extrañas a mi entorno. Mis ojos no lo habían detectado hasta hoy. Late si se toca por encima y palpita si se toca por debajo.El color de la herejía, de la blasfemia, es ocre pinto y sepia. Desgastado en las esquinas y corroído en los bordes. El sacrilegio se llena de cristales gemelos, orientados simétricamente respecto al eje de mi sufrimiento. La imprecación destila rosados grises, con arcos de tintineo exangüe que maniobran en el eco de su nombre. El príncipe se desvanece, ya no quiere la negrura de mi piel. El príncipe ya no quiere lucharme. El príncipe me hace sentir sucia y demonizada. Los vitrales de la capilla explotan en deformaciones, cristalizaciones anómalas, maclas. Ya no volverá a trepar por el balcón para rescatarme. La escalera de nada sirve y se deforma en paletas de matices con podredumbre. Duele.

Texto originalmente publicado en Derivas.net
Nota al texto original: Pocas cosas han cambiado desde aquel día. Hoy, ya no duele tanto y me acostumbro...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

I know you are hurting right now. I just want you to know that I am here if you need me. Sometimes the hardest part of letting go is to know is time to let go. Once you start to walk again you will realize the worst was left behind.
Call me if you need me...I know you can do this. I know...

Mariposa Nocturna dijo...

El dolor debe ser tan fuerte para verlo de diferentes colores. Sólo he pasado por eso una sóla vez y juré que nunca jamás nadie me haría ver esos colores por amor. Y así ha sido. Ya aprendí a no echarme a morir. No vale la pena. Uno vale más que la persona que quizo hacerte daño.

Me fascina como escribes amiga. Un gran abrazo.

Angelo Negrón dijo...

El dolor, amiga mía, es algo que el tiempo se encarga de borrarlo o acrecentarlo. Sus colores, como bien dice tu escrito, son tonalidades extrañas e infinitas. La costumbre nos lleva de la mano, nos acaricia, pero de cuando en vez nos olvida y hace que recordemos a nuestros fantasmas. Lo mejor de todo es que no siempre es sombrío.

PS: De tu compilación de fotos siempre he admirado esta; se suma a otra igualmente magnifica a la que diste por titulo Ponce que llora y que llueve.

Anónimo dijo...

What I adore from you is that you truly know when I am hurt, even if I don’t say a word to you. Thanks for your presence, mamota… I love you too, and I mean this: I will always love you. No matter what!

C.

Acerca de mí

Mi foto
Yolanda Arroyo Pizarro (Guaynabo, 1970). Es novelista, cuentista y ensayista puertorriqueña. Fue elegida una de las escritoras latinoamericanas más importantes menores de 39 años del Bogotá39 convocado por la UNESCO, el Hay Festival y la Secretaría de Cultura de Bogotá por motivo de celebrar a Bogotá como Capital Mundial del libro 2007. Acaba de recibir Residency Grant Award 2011 del National Hispanic Cultural Center en Nuevo México. Es autora de los libros de cuentos, ‘Avalancha’ (2011), ‘Historias para morderte los labios’ (Finalista PEN Club 2010), y ‘Ojos de Luna’ (Segundo Premio Nacional 2008, Instituto de Literatura Puertorriqueña; Libro del Año 2007 Periódico El Nuevo Día), además de los libros de poesía ‘Medialengua’ (2010) y Perseidas (2011). Ha publicado las novelas ‘Los documentados’ (Finalista Premio PEN Club 2006) y Caparazones (2010, publicada en Puerto Rico y España).

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