miércoles, septiembre 28, 2011

Arroyo Pizarro rumbo a Madrid: "Haciendo maletas para brincar el charco... otra vez"

Estaré compartiendo con escritores, blogueros, tuiteros, facebuqueros y demás avatares literarios en VivAmérica 2011 en Madrid, a partir de la semana próxima. Además, la maravillosa editorial Egales que publicara mi novela Caparazones en 2010, ha organizado una presentación de la misma el 5 de octubre a las 20.00 horas en la Libreria Berkana calle Hortaleza 64. Los presentadores serán Carmen González Marín y Jesus del Valle.  Aquí les dejo varios enlaces del Festival:

VivAmérica cruza el charco · ELPAÍS.com

Nanoliteratura en todo su esplendor. Perspectivas de interpretación ...



La fiesta arranca el martes oficialmente, pero ya desde el miércoles comienza una de las exposiciones protagonistas de la cita. La exposición Otras miradas. Fotógrafas en México (1872-1960), que reúne imágenes captadas por 50 mujeres desde finales del siglo XIX a mediados del XX, desde Helen Levitt, Tina Modotti y Frida Kahlo. "Un esfuerzo de recuperación histórica" que incluye imágenes inéditas en México, según detalló ayer su comisario, José Antonio Rodríguez. La mujer es uno de los principales focos de atención del festival, que dedicará una jornada a mesas redondas en las que se reflexionará sobre el papel femenino en América Latina.

Entre las decenas de actividades también hay espacio para el cine: asistirán el actor cubano Jorge Perugorría, el cineasta chileno Cristián Jiménez y el director mexicano Arturo Ripstein, cuya cinta Las razones del corazón, recién estrenada en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, se proyectará en el marco de VivAmérica. Hay espectáculos para niños, conciertos, y dibujantes "a domicilio". Se hablará sobre indigenismo, inmigración, nuevas tecnologías y hasta sobre las neuronas de la felicidad, con el escritor mexicano Jorge Volpi.

Precisamente las nuevas tecnologías son un tema en el que Casa de América ha puesto especial atención. Su web permite asistir virtualmente a cada uno de los eventos y espectáculos -además de que cuenta con un archivo de más de 2.000 vídeos-, y, como novedad, este año estrena una aplicación para iPhone y Android desde la que se podrá accesar al canal Temas TV, donde se recogen los principales eventos del día en cápsulas de 20 minutos. En este renglón se organizará el bloque temático Twitteratura: ¿literatura o escritura?, con la participación de las escritoras Yolanda Arroyo Pizarro y Cristina Rivera Garza y la experta en redes sociales Gaby Castellanos.

Y finalmente, como es también costumbre, habrá espacio para música. Mucha música. La Marcha cerrará VivAmérica el próximo 9 de octubre, con un espectacular concierto a cargo de una leyenda de la salsa y el jazz latino: Willie Colón. También le acompañsrán los integrantes del Instituto Mexicano del Sonido y el guatemalteco Meneo. Más de una veintena de colectivos de 12 países pasearán las calles de Madrid, en un recorrido con un especial enfásis africano, coincidiendo con el Año Internacional de los Afrodescendientes.

Fuente: El País

domingo, septiembre 25, 2011

100 mil poetas por el cambio: la lectura

A iniciativa de 100 Thousand Poets for Change / 100 mil poetas por el cambio, el grupo de escritores de Revista Boreales organizó una acción poética en el Poets Passage de Viejo San Juan, donde se dio lectura a más de 50 poemas, en la voz de más de 25 auotres, el pasado 24 de Septiembre del 2011.


100 mil poetas por el cambio es una propuesta iniciada en la ciudad de San Francisco, para que en esa fecha se realicen acciones poéticas en diversas ciudades del mundo, manifestándose por un cambio de paradigma, por la paz y la sustentabilidad.




















Créditos fotográficos: Yolanda Arroyo Pizarro, José H. Cáez, Nilka Montalvo


jueves, septiembre 22, 2011

Nueva edición del Baquinoquio rinde tributo al poeta Edwin Reyes

En las letras, desde Puerto Rico: nueva edición del Baquinoquio rinde tributo al poeta Edwin Reyes
por Carlos Esteban Cana
La nueva edición del Baquinoquio, acontecimiento anual que celebra el genio creativo del pintor Roberto Alberty “Boquio”, se efectuó el sábado 17 de septiembre de 2011, a partir de las dos de la tarde. Evento que inició en el Antiguo Cementerio de Carolina y culminó con un tradicional brindis en el Bar El Pulguero fue dedicado en su vigésima sexta edición al poeta y cineasta Edwin Reyes. Y para promover el evento el Comité Amigos de Boquio ha reproducido artículos en los que personalidades del mundo cultural se han expresado acerca del autor de El arpa imaginaria. Incluimos en esta edición de En las letras, desde Puerto Rico, algunos fragmentos de los mismos.
La catedrática de la Universidad de Puerto Rico, Mercedes López Baralt, recordaba en Edwin Reyes, poeta y mitógrafo: “Era costumbre de Edwin -en nuestra larga amistad de cuatro décadas- estrenar muchos de sus poemas en mi casa. Gocé de privilegio tal con las antenas de la belleza en estado de alerta, como gozaría él las enseñanzas performativas de su amigo y mentor El Boquo, deconstructor al azar, a quien bautizara con lúcido humor como gourmet de lo insolito. Todavía lo veo sentado en el sofá de mi apartamento de Hato Rey, leyendo con la intensidad sin límites de su pasión, a la que sólo le ponía bridas su reverencia ante el misterio. Y oigo su voz inolvidable, poderosa y tierna de matices. […] Celebré con júbilo el nacimiento de “La muerte del poeta”; también con gratitud sorprendida, al conocer que mi entrañable amigo me lo había dedicado. Este gran poema es, con su amistad sagrada, el mejor regalo que pudo hacerme Edwin Reyes.”  
Por su parte, Marisa Rosado, alma y corazón del Centro Cultural Casa Aboy, rememora en Edwin Reyes Berríos en mi memoria el momento del deceso del poeta: “Ese día triste releí, entre otros, su poema Oficio cuyo final dice: escribo, canto, no cesa/ mi empeño de hacer las cosas como me dictan las rosas exactas de mi cabeza/ y ya no me he de rendir/ ni me matará la muerte/ con la vida he de ser fuerte/ y a la vida he de rendir cuentas/ a la hora de morir. Edwin rindió sus cuentas el 9 de enero y el miércoles 5 de septiembre de ese año, acogiendo una idea de mi esposo Efraín Rosado el día que fuimos a Ciales a sembrar sus cenizas, en homenaje póstumo nombramos la Sala de Actividades de la Casa Aboy con el nombre de Edwin Reyes Berríos. Edwin fue un fiel y solidario colaborador de nuestros esfuerzos desde los inicios de este proyecto cultural en el año 1975.”
El poeta y novelista Rafael Acevedo, en enero del 2001, desde las páginas de En rojo se expresaba: “Queda decir que el homenaje mayor es agradecerle la palabra. El poeta, quien tiene ese don de asumir las palabras como si fueran la carne y la sangre, puede añadir sabiduría. Una cierta luz como la que ocurre cuando el sol reconoce su ocaso. Un deseo incontenible de vivir y decirlo todo para que nadie se quede sin saber y sentir. Quedan sus libros que van de la ternura del padre a la sencilla gloria del amante y el guerrero (que son iguales).”
Para concluir esta edición de En las letras, desde Puerto Rico, en la que nos hemos unido al merecido homenaje que el Comité Amigos de Boquio rinde a Edwin Reyes con su evento, incluimos dos poesías de reconocidos escritores del País. La primera pertenece al juglar del pueblo Eric Landrón, la segunda al poeta vinculado al colectivo Guajana, Edgardo López Ferrer, y finalizamos con ese gran poema de Edwin Reyes al que hizo referencia Mercedes López Baralt titulado “La muerte del poeta”.
Al hermano Edwin Reyes
Eric Landrón

Decir Edwin, es decir
Maestro y hermano.
Coraje, riesgo y Pasión de fogaje,
Poeta del vértigo y de los laberintos,
Piloto de los misterios picaflores o en picada,
Frutero de la vida agria y dulce,
venenosa y nutritiva,
y de las verdes, Edwin, por las maduras.
Cineasta entusiasta
de historias con más comienzos al vuelo
que inquietantes finales felices.
Inquilino de los Destinos sencillos y campeadores.
Profanador de tumbas lapidarias de los íconos,
Blasfemo de la injusticia venerada en otros templos.
Cazador
de los pasos de los sabios ancianos,
de las semillas que derrotan a los desiertos,
de las lluvias torrenciales de la alegría,
del dolor incrustado que reta, esculpe, zarandea y enseña,
y del Genoma Humano serpenteando
como chorro esquivo de incienso y fuego
en el alma eterna.
Decir a Edwin, es decir,
Corsario de la ternura
para el abordaje de los sueños.
Mordiendo, perpetuo y entre dientes,
un puñal de amapolas
en el paladar de los sentidos,
y con un mar abierto y liberto
azotando, incólume,
al viento, al sol y al salitre
entre ceja y ceja.

A la memoria de Edwin Reyes
                                Edgardo López Ferrer

¿Quién habita
el aire
de tu madrugada,
compañero?

¿Será la austeridad
de tu mirada
otra luz
de tu cantar sereno?

¿Quién anda
por la noche
que inventaste
para la tierna luz
de tu palabra amada?

¿Será la piedra
dulce tiempo
en el fulgor
de tus manos?

Sólo sé
que el dolor
es un abultado espejo;
que la memoria
es otro juego
de la nada;
y que
de tanta vida
ardida
la luz es ya
tu música soñada.

La muerte del poeta
                                       Edwin Reyes
por la calle de San Sabastián
bajo un lento río de luz
una curva profunda
por la que va flotando
el cuerpo luminoso de Ofelia

ni un perro se mueve en la tarde
sobre los adoquines azules
va formándose un charco
de prematura noche

Ofelia es un lirio
adormecido por la muerte

cuando pasa por el Colegio de Párvulos
una monjita la ve pasar
y se estremece al sentir
esa súbita ráfaga de belleza
dorar las rejas del portón
debe ser una puta en La Perla
piensa la monja
y se persigna bruscamente

Efraín El Loco iba doblando la esquina de San Justo
con su fiero turbante de apóstol
y su violenta mano de amigo
cuando el suave cadáver de Ofelia
le pasó por delante
¡es la virgen! rugió el loco
y cayó de rodillas sollozando
los ojos abrasados por el resplandor del cielo

el poeta estaba más abajo
en la acera de Tony’s Place
solo tomando una cerveza
con un hermoso libro de las cartas
de Henry Miller a Hoki Tokuda
pensaba en el amor precisamente
mientras miraba el río prodigioso de la calle
que tanto le hacía añorar
el ya lejano río de su infancia

fue entonces cuando notó el fulgor sereno
del cadáver de Ofelia que bajaba
lo reconoció enseguida
por el aura fatal de su hermosura cabeza de niña

el poeta tembló de dolor
pero más quiso contemplarla
de pie a la orilla del río la vio pasar y la quiso
soñó que era otro río el que pasaba
intentó detenerla con sus manos y ya no la vio más

al otro día
los alumnos del Colegio de Párvulos
hallaron posado en la acera
un libro cubierto de rocío
y más allá
un puñado de flores extrañas
esparcido por los adoquines
de la calle de San Sebastián

miércoles, septiembre 21, 2011

II - Poetas puertorriqueños por el cambio en 100 POETS FOR CHANGE

Poems for 100 Thousands Poets for Change San Juan, Puerto Rico

Revista Boreales http://narrativadeyolanda.blogspot.com/


Salir del paraíso
Amárilis Pagán Jiménez

¡Ay de quienes piensan
que sólo se viaja por esta tierra!
¡Ay de quien se encierra en un cuerpo de barro
y padece las fronteras de la carne
mientras trata de atravesar los ríos que bañan los pies del universo!

¡Yo no!
Yo soy la que planto con fuerza el cayado de mi lengua ardiente sobre la tierra negra,
la que agrieta el mundo con los dedos húmedos en la saliva bruja del deseo
y la que asoma la cabeza dentro de él para sorber sus calderas de lava divina.

Soy la que decide a dónde viaja
            y no pide permiso.
La que empapela su cuerpo con los pasaportes azules de la guerra
y se viste para las batallas con las alas negras de los cuervos que devoran los muertos de dios.

Soy la que se ríe a carcajadas sentada a la orilla de la realidad.

Soy la que engulle las alambradas tejidas de navajas y carne inocente
y luego las vomita a los pies de los guardianes de la riqueza vana
la que hace brotar de la tierra las nuevas flores del mal
la que les enseña a devorar las moscas que zumban como balas
el aire de las fronteras de las tierras de leche y miel.

Soy la que viaja sin rumbo y sin destino
porque a ese ya lo conozco en el giro repetido de cada creación.

Soy la que amamanta a sus amantes
y les abre las puertas de los exilios voluntarios,
la que no quiere echar raíces en tierras estériles paridas desde matrices silentes
la que aúlla mientras derrama miles de semillas
que vuelan en las noches de estrellas sin luna,
la que se retuerce de dolor cuando otros vientres entregan sus frutos
para ser devorados en el vórtice de la ambición resucitada al tercer día
de no saber qué hacer para retener el poder.

Soy yo misma una puerta sonreída a la dimensión roja de la ira contenida,
un fetiche de piedra y cuentas de cristal
con las piernas abiertas y un portal de orgasmos 
que echan a volar las caderas de quienes se atreven a recibirme.

Soy la mano invisible que levanta las cabezas de los sures
para que reten a los nortes y reclamen lo suyo
-en paz o en guerra-
la que mira a los hijos e hijas de las sumisas entregas
y aprieta los dientes
luchando para no mirar los abismos que se abren por el miedo.

Soy la que se goza
en la carne ajena,
la que come y deja comer,
la que desea a hombres y mujeres por igual,
la que sabe que no hay leyes divinas que prohíban el amor
y la que espera su momento para arrasar con una mirada de fuego a quienes dan la espalda a la humanidad.

Quien me mira de frente y teme,
siente cómo se convierte en estatua de sal.
Quien se atreve a sostener mi mirada
lo ve todo
y sonríe hecho carne y luz.

Soy la que viajó toda la historia,
la demonizada,
la idolatrada,
la amada que saltó de cuerpo en cuerpo y época en época.
           
Soy una.
Soy la primera,
la que miró a Dios de frente
y se dio cuenta de que no existe,
la que abandonó el paraíso de la mano de otra mujer
y dejó atrás una estirpe que se negó a parir.

Soy la que sabe.
Soy la que no está dispuesta a inclinar la cabeza
y que antes de huir
prefiere embestir.



Paraíso –Infierno
Nydia E. Chéverez Rodríguez


                                                                            ¿A dónde nos lleva la muerte, a los que en vida,
                                                                            agotamos la gloria y el infierno?

Si la muerte, 
sólo me lleva a la nada,
voy a hilvanar mi simple vida
con hebras de felicidad. 
¡Me prohíbo entrar a los infiernos,
que jodan  mi  existencia!
Eso sí, me daré permiso
para transgredir las normas.
He de  pecar, mentir, destruir,
y violar normas absurdas,
si es preciso denunciar
y enfrentar las injusticias.
. 
Condeno a la no existencia,
al paraíso que se forja,
de la calma aparente,
 y  la adoración ciega y sorda,
al dios del capitalismo,
que me embrutece para que precise,
adquirir fruslerías en abundancia,
y me afane en poseer, reponer,
y embriagarme en la locura colectiva,
de procurar botar (y votar),
sustituir y acumular,
la basura que enriquece,
a los oligarcas “inversores”.   
Debo cuidarme asimismo,    
de no caer en el desprecio,
al enfermo que me importuna en el semáforo,
porque a mí también,
me emboban y me juquean,
el jueguito del blin-blin,
y las trapos de diseñador
que distraen mi consciencia.
 Lo confieso: aún a veces me engatuzan,   
con los jingles pegajosos,
de la felicidad “fast-track”
( y  dizque democrática),
que me venden, en combo agrandado y en oferta.
Mas no,  no es ese el cielo que busco,
el que me garantizan,
si me porto bien,
entiéndase,
si ayudo a que persista,
la inequidad disfrazada de
“querer es poder”.
¡No! no me da la gana, ¡CARAJO!,
de ser una niña buena. 
Elijo  ser cómplice de la serpiente,
que me incita a cuestionar y a retar.
Prefiero trabajar y construir,
 mi entorno paradisiaco,
desde el NOSOTROS.
Porque sólo así,
disfrutaré la gloria compartida,
 en el aquí y el ahora. 
Ya me advirtieron, 
que no me fíe de los profetas embusteros,
y sus falsas promesas de eternidad,
y me despepitaron el secreto,
que todos conocían, menos yo;
¡que hace tiempo que me echaron de esos cielos!

No es preciso que me esfuerce,
en evadir las pailas del infierno. 
Ya me gané mi paraíso-infierno,
en esta vida finita y ordinaria,
Sólo me queda: 
 servir y amar,  (¿o son lo mismo?; 
aprender y trascender la mediocridad,
hasta que… algún día,
se me conceda ser diosa.


Letras de vida
 Por Esmeira Soriano

Ahora te toca a ti
Respirar tu aire
el que te habían robado
sin querer
con los dedos cruzados
la mentira es la única verdad

Ahora te toca a ti
Volar muy alto
Con la higa en la mano
Por si crees en sus ojos
Progenitores de lástimas
Y no retomes tu no estar

Ahora te toca a ti
Andar por las piedras
Perlas de sabiduría
Que hinchan órganos
Y hasta dan agonías
Al final flotan risas

Ahora me toca a mí
Recitarte el abecedario
de la vida
L-I-B-E-R-T-A-D


Silencio
Por Iva Yates

Me ahogas
con tus desdenes.
Te llenas de voces
que no quiero escuchar.
Son luces quizás,
sí, luces que viajan
a través de los
ecos
            ecos
                         ecos.

Es extraño,
sentir cómo se apoderan
de todo.

Sí, las voces
que me torturan
Y no me dejan escucharte
silencio.

Un chirrido irrumpe
en mi mente;
todo se ve blanco
como el sol.

Qué extraño
saber que el silencio
está hecho de luz.


Antología Nuevas Rutas de Coedición Latinoamericana



La Coedición Latinoamericana
La Coedición Latinoamericana es una agrupación de editores de diversos países, que durante casi trenita años han publicado, promovido y difundido la literatura infantil y juvenil latinoamericana. La Coedición cuenta con el respaldo del Cerlalc (Centro Regional del Libro para América Latina y el Caribe).

Las editoriales integrantes de la Coedición Latinoamericana son las siguientes:

•AIQUE GRUPO EDITOR S.A., Argentina.
•EDITORA MELHORAMENTOS, Brasil.
•LOM Ediciones, Chile.
•BABEL LIBROS, Colombia.
•EDITORIAL PIEDRA SANTA, Guatemala.
•CIDCLI, México.
•ANAMÁ EDICIONES, Nicaragua.
•EDICIONES PEISA S.A.C., Perú.
•EDICIONES HURACÁN, Puerto Rico.



Esta es una antología de cuentos escritos por autores latinoamericanos que, en 2009, tenían menos de 40 años. Los reúne, además, el tener trayectorias profesionales similares: todos habían publicado, al menos, un libro.  Los relatos están marcadamente atravesados por algunas señales del mundo contemporáneo: entre ellas, la competencia de la literatura con la televisión, con Internet, abogando por una autorepresentación distinta de la promovida por los esquemas literarios tradicionales; la temática general no responde a una ideología concreta, sino a un solipsismo dominante, para el que los escritores hallan en la literatura la posible salida a la sensación de crisis interior.

Lejos de adoptar un tono sentencioso, esta narrativa es sencilla, aunque irónica y ocupada por rescatar el recuerdo. Existe un intento, en algunos relatos, de recuperar ciertos lazos con lo nacional, sin por ello identificarse con banderas políticas. “Hacia la alegre civilización de la Capital”, de la argentina Samanta Schwelbin (Premio Casa de las Américas 2008), nos brinda en un relato de corte fantástico, el monumental esfuerzo de un oficinista por regresar al espacio citadino. Sin embargo, llegado el momento en que puede escapar del mundo rural en el que está cautivo, teme por el reencuentro con una ciudad donde es posible que no haya quedado nada. En “Tukzon”, de la boliviana Giovanna Rivero, se evidencia una especial subjetividad en medio de un mundo fantástico, que combina seres de extrañas naturalezas con una profusa red de remisiones tecnologizadas (National Geographic, Animal Planet), así como referencias a fragmentos de la historia reciente, el suceso de las Torres gemelas de 2001, por ejemplo. Brasil se halla representado por Santiago Nazarian, autor de “El cuento del hombre lobo”. En forma casi poética, el protagonista intenta construir una nueva identidad. Esta difícil tarea se narra mezclando los hilos del personaje de la leyenda romántica con otros más actuales (del cómic, de la novela de terror). Juan Gabriel Vásquez, de Colombia, nos ofrece su cuento “Los curiosos”, personajes populares que buscan defender, en forma vengativa, el valor del héroe. “Lazán”, de la costarricense Jessica Clark, recorre dos caminos paralelos, el estético y el del desencuentro de clases sociales, que no logran aunarse, pero tampoco desentenderse del todo. Todo resumido en el deseo del solitario protagonista.

El cuento de Ena Lucía Portela, de Cuba, aúna las culturas europea y latinoamericana, para desmitificarlas y darse cuenta de que puede esperar a que se le “pase la grave enfermedad de querer irse de ‘su país’”. La salvación puede estar, no en otro lugar, sino en el contacto humano. Contacto ausente en el cuento “El mito doméstico”, del chileno Rodrigo Olavarría, que escribe detallando, precisamente, un simulacro de muerte, en donde tiene lugar el sentimiento del vacío que vivencia el protagonista. Todo lo contrario ocurre en “El cerco de acacias”, de la salvadoreña Claudia Hernández, quien instaura una narrativa donde vive lo simbólico. Allí convergen la historia (el árbol) y el futuro (el niño protagonista). A pesar de que la madre del niño decide derribar el cerco de acacias, las sombras o criaturas con las que se relaciona el pequeño persisten, por lo que el origen y la tradición tienen raíces que no pueden cortarse. También bajo la forma de leyenda, continúa la relación ambigua entre los tiempos en el cuento “Funeral”, del guatemalteco Arnoldo Gálvez Suárez. Lo fantástico tiene lugar en el origen y desarrollo casi extremo del olor a podredumbre, que invade los cielos, el barrio todo. La mexicana Guadalupe Nettel nos deslumbra con su brillante narración “La vida en otro lugar”. El protagonista, preso de un deseo no identificado, se halla alienado en todo aspecto (profesional, afectivo, geográfico), por lo que su búsqueda es múltiple; y la satisfacción de esta, en apariencia, imposible.
María del Carmen Pérez Cuadra, de Nicaragua, escribe el cuento “Wherever you are”, en el que dos amigas deciden escribir un cuento juntas; sin embargo, los dos personajes tan distintos entre sí no logran encauzar el idealizado deseo, por lo que primará el desencanto. Lejos de la palabra sentenciosa, el cuento del panameño Carlos Wynter Melo “La canción más bella del mundo” disimula el superfluo y comercializado mundo de la música contemporánea mediante el cinismo y la paradoja. Una vida sin objetivos, algo violenta y tenebrosa, es la que personaliza el protagonista del cuento “Tinta de pulpo”, del peruano Carlos Yushimito del Valle. Sin embargo, en medio de la relación con el vacío, el personaje logra vislumbrar, poco antes de su muerte, el sentido de su circunstancia.

En el cuento de la puertorriqueña Yolanda Arroyo Pizarro, también hay un vínculo estrecho con la muerte. “Moridero de olas” narra el ansia por sujetar el sentido de la vida en lo emocional. A los navegantes los reúne el amor trágico, debido a su sensación de abandono y desesperanza. Esa es la bandera que los caracteriza y que hace que ellos trasciendan. En el cuento “El Golden Ticket”, el dominicano Rey Emmanuel Andújar narra cómo una experiencia pesadillesca hace que el protagonista decida marcharse a Europa.
La nota que mezcla el absurdo, la narración cínica y de circo volante, así como un imaginario estrambótico, se evidencia en “And I feel fine”, del uruguayo Ignacio Alcuri. El fin del mundo retrasa una reunión laboral, y el Anticristo entra por el hueco de la pared de una oficina; sin embargo, para unos pocos obsesionados por el reloj capitalista, el mundo sigue andando. “El Duro”, del venezolano Gabriel Payares, es un cuento que se desenvuelve mediante el recurso del hilo de la conciencia, que devela una personalidad alienada, que busca su propia identidad en medio del ruido citadino.

DestinatariosAdolescentes y jóvenes.

Títulos de la Coedición Latinoamericana Cuentos breves latinoamericanos.
16 cuentos latinoamericanos.
El que la hace… ¿la paga?
Subidos de tono.
24 poetas latinoamericanos.
17 narradoras latinoamericanas

Fuente: http://www.aique.com.ar/libros/libro.php?id=547

martes, septiembre 20, 2011

Poetas puertorriqueños enlazados por el cambio en 100 POETS FOR CHANGE



SANGRAR HASTA MORIR
Por Lynette Mabel Pérez

No queda de otra.
Hay que sangrar hasta morir.
Porque la opción es impensable, antinatural, ficticia.
Un mundo de sociópatas: asépticos, limpios de emociones.
¡Un poco de romanticismo por favor!
Un poco de Shelley, de Reynolds, de Stocker.
Una mordida del mismísimo Drácula.
Uno de esos susurros venenosos de Hyde.
Un verso de Bécquer.
Más lágrimas de sangre.
Más encuentros carnales que recordar.
Menos indiferencia.
Menos calores sentidos en teoría.
Menos canibalismo social.
Mejor sentir la bala que vivir inclinada.


Estudiantes
por Patricia Schaefer Röder

ejército de sueños
armado de flores
se acerca sin tregua
aniquilando al paso
desesperaciones
posiciones grises
extremos absurdos
inalcanzables

cardumen de sonrisas
aparece repentino
suavizando la tormenta
que el destino impuso
groseramente en la vereda

sumatoria del ímpetu invencible
sumatoria al infinito
sumatoria lógica
sumatoria desafiante
al odio
la resignación
la injusticia
siempre sumar y multiplicar
paz
libertad
siempre, por siempre
y nunca, nunca
dividir o restar
¡jamás!

miles de ojos gritan
haciendo añicos las estructuras
del pensamiento opresor
miles de bocas callan
dejando un espacio abierto
para expresar otra opinión
nueva
fresca
genuina
limpia
miles de manos caminan
manos creadoras
pulgares enganchados
como aves libres
manos que vuelan
vuelan lejos
en loca bandada
desbandada natural
del ser inquieto

caravana de ideales
que exige respeto
y tolerancia
sembrando esperanza
multicolor
multiforma
multipensamiento
multirealidad
multiplicando la felicidad
contagiando aquellos
que se veían perdidos
¡pero ya no más!


Ay madre, tú, huella
por José H. Cáez Romero

acudirá la lengua gozosa a entrometerse. Quién sabe en qué
lugares el inocente dedo se aposente y el diente que habrá para
ese tiempo transformado sus gustos tendrá apetitos que
concuerden con el olor del pelo.
~José María Lima~


A cada huella, azota el recuerdo. Esa luz que de repente te descubro en los ojos. La mítica salvación de cualquier tierra, de cualquier especie, de cualquier rastro de existencia, nace del misterio de tus ojos. Ahí mismito, como si fuera sepulcro de todas las constelaciones, como si fuera lo oscuro de un hoyo, se abre un abismo para mi cuerpo. Puedo jurar que te nacen manos para tocarme, para saberme la caricia de tu sencillez. Tus ojos apalabran la espiral del abrazo. Puedo jurar que se alinean todos los planetas, y ya en formación, alumbran la luz pálida, la luz luzada, la luz tubércula que amansa la salvaje ola de tu rostro. ¿Habrá una boca que espante los silencios, los ruidos, la presunción milenaria de cuanto abrace a la materia, esa tómbola de lo infinito que distraiga mis labios de perderme entre palabras que ya no juren soles o espectros? Yo digo que sí. A cada flor le espera su abeja, a cada retoyo le espera el polen fecundador. A mis manos yace la imperfección perfecta de tu anatomía. (Todo gira en reciprocidad, en la justa división de los términos.) Y tus labios devoran mis silencios, aniquilan el ruido, o quizá lo producen si confabulan tus dedos a perderse, si se entromete la lengua o alguna que otra succión. Si el diente marca con sangre la sílaba en mi encía.

Ante el antojo cualquier gesto prematuro cosquillea la sensación del pez. A veces siento que le haces homenajes a mi ombligo, a mi entrepierna, a ese laberinto de algas que esconde los secretos más apabullados de sombra. ¿Por qué tiene que ser la sombra un pájaro de luz como resbalosa sabandija dulce y ambientada al desperdicio o a la sabiduría innata de los poetas o a la sustancia grávida de la materia? ¿Dónde gravitas tú ave fénix? ¿Te abalanzas sobre mis pliegues, sobre mis ojos, sobre mi nariz, sobre mis dedos, sobre mi espalda, sobre mis nalgas, sobre mis piernas? Si yo no fuera materia, haría lo imposible por serlo. Yo sí tendría una sombra que dijera ecos ante tu luz. ¿Qué haría yo con tus huesos? Me haría espinas que fliparan mi carne. Llegaría a proponerte erizos para mis sentidos. Tu luz en la rendija. Una muerte blanca y escandalosa. Me queda mamarte el sufrimiento. Seguirte en la bendita velocidad de la luz. Azotarme, tatuarme por siempre tu huella. Ay madre, tú, huella.


Ángel de la muerte
por Walberto Vázquez

Tiempo, que importa qué lo marca,
Quién lo mira, qué importa si es
De día o de noche, quién detiene
El tiempo pasado, si no hay tiempo
No veo el tiempo, no se viste de
Camaleón, él es camaleón,
Quién puede abrir o cerrar el tiempo
Para renovar mis huesos o mejor aún
Cambiar esta osamenta,
Ya cansado estoy de sentirte caminar
En mi espalda,
Eres el ángel de la muerte,
Que no sabe darle muerte,
Al tiempo.


Tango
por Jessika Reyes Serrano

Tu maullido, como un nostálgico bandoneón,
despierta mi ternura.
-Piazolla la excita-
Y lames tu piel que sabe a danza.

Libre queda el clásico ronroneo de tu violín
que frota su arco sobre mi pelo.

Te paseas con tu cola abundante y erecta;
violonchelo que acaricia mis piernas.

Tus ojos zarcos;
son la viola que mira azul y amarilla
nuestro mundo imaginario.
Música. Maullidos. Palabras.

Suena tu pelaje como un piano
que suavemente me seduce.

Y me despiertas con tu lengua húmeda y áspera.
Tus caricias son eco de aquel contrabajo
que me poseyó mil veces.

Y sólo somos nosotros,
acompañándonos en la más rítmica soledad.


Somalia así es
por María Soledad Calero

Los niños somalíes comen tierra
Mientras acá seguimos comiendo mierda
Un inventor de pastillas para rebajar
Se forra de billetes
En Somalia la piel se les desgaja
Es chic estar flaco y a dieta
Si es con liposucción
Mejor
Las pancitas de los niños somalíes
Sobresalen del cuerpo
Son bolsitas de parásitos y hambre
Mírale las piernitas a los niños somalíes
Tienen rodillas
Mírale los pies a un niño somalí
Tienen dedos
Mira las caritas de los niños somalíes
Tienen ojos
Sus rodillas apenas los sostienen
Los dedos no tiene qué agarrar
Los ojos ven todo
La tierra que van a comer
La sed que van a padecer
Por no tener
No tienen ni esperanza
Tienen una pancita llena con la tierra que se comieron
Con la tierra que se los va a comer


Implosión
por Carmen Rodríguez-Marín

últimamente, amiga,
se me erizan de miedo
las hilachas de la venda del confort
al asomarme al abismo,
a la brecha, a la raja
que se abre en mi país,
millonarios miserables,
nada en medio y abajo
nosotras, con el dolor de saber;
la ranura profunda y reseca
que amenaza con separarnos,
como en un culebrón
sin personajes de cartón,
maquillaje impecable
de seductora arpía
al amanecer
ni la niña empalagosa
del ojo de un galán.
la rendija mohosa
del desempleo infinito
en un país que no existe,
del grosero subempleo
en el país que se murió,
del cansancio
de la explotación velada,
de las lágrimas con sordina
en la cama que compartimos,
donde nos despojamos a beso limpio
de la calle y su verdad.
sálvame, amiga,
ampárame en tu boca
de la espada de damocles
que firma otra copia de resumé
y ara el surco que se cubrirá
de esa maleza de aviones
y vuelos con escala
para encontrar tu abrazo
probar tu saliva
en el fondo de mi vaso
compartir la espuma
del jabón de almendras
y que me abras un huequito
en la tercera gaveta de tu buró.
Acurruca en tus brazos
el nudo en la garganta
de esta ristra de dígitos irrisorios
y ven, asomémonos juntas
al país
el día de su implosión.


POBRE diablo O POBRE YO
por Javier Febo

“No quiero las madrugadas
ni el lucero que me
regaló Lucifer”

- Miguel Angel Fornerín


Por qué no te envió
a Saturno
a otros oficios
como tejer estrellas
hacerle bucles
a Tetis a Dione
psicoanalizar a Japeto

Estas aquí
en el Camino De Leche
sembrando ortigas
descarrilando vías
recetando odio
pastoreando ortodoxamente
genocidios
autografiando holocausto

Por qué no te envió
a El Fogón
a filosofar del infierno
con Aamon
a limpiarle la mierda
a Juan Pablo II
en el asilo
del purgatorio
a pescar con Adramelech
genitales en el lago
de fuego

Estas aquí
en mi tribulación
buscando a Abaddona
Miguel la cubre
con sus cuatro alas
Huyes con Abrigor
a guarecerte del filo
de espada
a la aldea de Agramon

Por qué no te envió
al metal de una estatua
a los nervios de un beato
a un teorema cavernícola
al instinto de un mosquito
a la trastienda de un Aleluya

Estas aquí
birlando mis autorías
desde uno de tus altares
con humor inmoderado
abominable

El hartazgo de manzanas
en grasa de serpiente
la da brío a tu luz
y desploma mi vergüenza


He sabido
por José Ernesto Delgado Hernández

He sabido de la palabra que nació en el desierto
Y se hizo alma, alas y gaviota.
De la que se transfiguró en los labios
Y se transformó en amor, paz y guerra.
Se de la palabra inscrita en el pecho
Que palpita versos y poemas
De la enfundada en las manos
La empeñada en las promesas,
De la callada…
Supe de la palabra,
Aquella que se susurra y la que se grita.
Se de ti de tu voz liviana
Y la palabra que guardas tras los párpados
Que regalas en la mirada…
Yo he sabido del eterno verbo que no muere
Aquel que florece en los campos
De las sábanas húmedas
De este que sin pasado ni futuro
Alza vuelo hasta llegar a ti...


DESDE ARRIBA
Por la Paz
por María Juliana Villafañe

Rara vez puedo sentarme a mirar por la ventana
Como una pasajera cualquiera
Tendida está la alfombra de blancos ropajes
Cubre todo el horizonte
Debajo apenas se perciben las luces de algún relámpago
Arriba observo el cielo infinito
Lleno de millares de estrellas
De alguna forma esta noche brillan como nunca
Una sensación de soledad absoluta me invade
Todo está tan lejos, ajeno
Y allá, abajo, muy abajo
Lloran la muerte de tantos seres
Que perdieron la vida inocentemente
Siento el llanto llegar a mí
Como un clamor de la tierra
Un grito de dolor reclama
Que seamos nobles
Más amigos, más hermanos
Que la humanidad se ha convertido
En entes que flotan en aguas rojas
Y nadie pudo impedirlo
Ni siquiera puedo explicar
Este llanto que me puebla
Este luto que llevo
En estas horas en que me cruzo
Con tantas almas
Que en su viaje hacia el silencio de la eternidad
Me pasan por el lado
Y se despiden
Como estrellas fugaces invertidas.


Testamento a ser leído a las 4:44 en punto de la tarde
por © Cindy Jiménez Vera

A falta de capital
en metálico
bienes-raíces
de poseer
de manera cabal
todas mis facultades mentales
yo Cindy Jiménez Vera
dejo a quien le pueda interesar
o más bien
a quien corresponda
todo de cuanto he dispuesto
mientras estuve con vida.

Las carreteras taponadas
a los asesinos
para que nunca lleguen a tiempo
a cumplir el encargo.

El culto al automóvil
siempre despreciado
a quienes nunca sabrán
vivir en una ciudad de verdad.

Las reuniones a destiempo
de esas dejo a mansalva
a quien las quiera
lleven vino palabras
guitarra desamor.

Los besos robados
al marido de la dueña
de los carretones de bisutería
y carteras de diseñador falsas
de los centros comerciales
las ganas de seguírselos robando
me las llevo.

La alarma del reloj despertador
a las cinco de la madrugada
se la dejo a mi bisabuelo sordo
que en paz descanse.

El deseo de volver a Europa
y besarme con un griego
a mi prima Haydée
anda dejada del cuarto marido.

Las palabras hirientes
de esas pronuncié muchas
por dignidad me las llevo
son telas con encajes
bordadas de espinas.

La danza de la ira
la regalo a quien tenga
el valor de marcar el ritmo
y seguirle los pasos.

Mi signo zodiacal
a mi amigo Roque
que lleva
tacones lejanos y Chanel no. 5
que reparta el veneno
de femme fatale
aunque no sea noviembre
ni luna llena.

Mi labial rojo y mi rímel negro
a mi enemiga
espléndida
guapa
a ver si así
logro aprenderme su nombre
aun después de muerta.

La risa estridente
a mis sobrinas
que no hablan español
para que tengan
un leguaje común
con que hablarle al mundo.

Que la gente me importe
se lo dejo a los indiscretos
que se vuelva epidemia.

La locura de la vida
a mi marido
para que se atreva
a apretujarse con otra rubia
con derrière generoso
cuando ya no me extrañe
a las 4:44 de la tarde.


Esperando a Godot
Iris Maldonado

Ella me guiñó con su ojo derecho y se pintó los labios. Otro guiño. Azul y Rojo. Hacía tanto que no corría. Perdí un zapato. Luego regreso por él. El asfalto, ruido y silencio. Ruido y silencio. Ruido y silencio. Consecuencia de correr con un solo tacón. Cómo se me vino a ocurrir vestirme de frambuesa para correr. Tengo taquicardia. Y todo por un lápiz labial. Bien dice la chica que escribe historias de mendigos. Una mujer nunca se abandona. Dónde se habrá metido este hombre. Se llevó mi carruaje. La verdad no importa. No me importa. Qué hermosa mujer. Aunque el labial sería demasiado con esta ropa. Cuándo se me vino a ocurrir vestirme de frambuesa para buscar. Qué muchas vueltas he dado y siempre termino en la misma calle. Se me parece todo esto a la escena de Esperando a Godot. Y el reloj. Son las cinco y treinta de la mañana. Esto debe ser un milagro. Acaso decidí por fin comenzar una rutina de ejercicios matutina. Me provoca recostarme un momento. El asfalto está bien. Ahí está mi otro tacón. Por qué se me vino a ocurrir vestirme de sangre para dormir. Qué más da. Ni la primera. Ni la última. Sola. Una más.


Pintura de una sagrada familia
por Jesús Santiago Rosado

“Desde el principio siempre fuimos Nosotros
los primeros
que nada tuvimos que ver con el Jardín”.
David Caleb Acevedo

Retocando día a día el cuadro de los sueños,
de esos forjados desde el acompañamiento,
vamos dando forma en el lienzo tatuado
por el junte de nuestros andares,
cargado de años e instancias,
a estampas de una historia
que se niega a tener fin.

En cada abrazo punzante,
decidido y cargado de significado
vas añadiendo colores, detalles y trazos
de mil y una noches incontables, inacabables.

Entonces redescubro la infinitud de lo posible,
y el pincel se me apodera haciéndome saber
que a nuestra obra todavía le faltan sonrisas,
lágrimas,
que necesitamos seguir pintando proyectos, agendas y latidos nuevos
que se sumen al compás de los nuestros.

Armándome de todo el espectro de luces
te lanzo la propuesta que convertirá
nuestra magistral creación
en proyecto parido de vida,
en lo completo.

Sonríes y te sumas.
Tarde de verano en la que,
como apoderados por el espíritu de un perturbado, liberado, contradictorio y sacrílego Miguel Ángel,
descubrimos el toque de gracia
de los artistas sin miedo,
de esos que desafían las formas establecidas,
decididos a añadir más diversidad a lo existente
y acordamos perpetuar nuestra historia pintada sumándole otra.

Lo imaginamos, le asignamos nombre,
lo pensamos y decidimos plasmarlo,
darle forma, con tonalidades no tradicionales
obligando al Bosco a que convierta la nuestra,
en la octava estampa capital
que siga manteniendo viva a la gente
y a Spregelburd a sumar
otra pieza a su Heptalogía.

Esa será la parte que inmortalizará nuestra pieza,
la que nos garantizará la entrada
al museo de la plenitud incorruptible.

Pintémoslo,
pero no le coloquemos un marco.


Raza
por Yolanda Arroyo Pizarro

When I was eight years old
I was already astute
a smart worm
a perceptive cactus
who knew at that point
that during school recess
in order to prevent
my classmates jokes about my hair
my skin color
mis bembas grandes
big lips
big hips
I must get into the bathroom
to hide
or to picnic there
to write novels
to talk to my imaginary friends
there were many
legion
to laugh
to recite poems
to practice what I was taught in class
to review the math test
to fancy the teacher
and imagined she was my girlfriend
to conclude my science project
to inhale the albuterol medicine
for my asthma attacks
to cough
to perform an invisible kiss
waiting for it to happen
I learned to see my world
stuck in that bathroom
of Colegio San Vicente Ferrer
spent many years making this place my den
my cave
my hideaway

I also knew
that once I sat in class
if Mrs. Guzmán mentioned the word "Africa"
while teaching Social Studies
I was supposed to wear a stoic mask
pretend it did not happen
assume an I do not care attitude
thereby obviate the long awaited reaction
of José Manuel or Eliseo
or anyone else who joined in the harassment
there was always the cry proclaiming funny
Yolanda, you are African!
you are so black
so ugly black
so bembetrueno
big lips thunder
big hip hurricane
while the teacher tried to scold the commotion
(silent children
show respect for others
remember that God punishes without rod and no whip)
while she tried to implement bullying policies
that have not yet been invented
by 1978


GLOBAL WARMING
Zulma Oliveras Vega

Te inventaré una palabra para nombrarte y que existas
Jesús M. Santiago Rosado

Despierto
será “Global Warming” causa de este sudor
calor de tus nalgas frente a mí
al satín de tu piel
como buena sabandija
me refugio
Despiertas
de lado perreas
acarician las caderas del Yunque
amanecer que entra por nuestra ventana
tu parte favorita encrespa
me conviertes en máscara para tu asma
soy tu árbol de oliva
raíz Catalana
sienta en mi tronco
tu fruta guayaba rosa
para llegar a tu Changó
a tu Yemayá
entre abrazos
abolimos cadenas de odio
siglos de segregación
cuerpos trazados
calentamiento Global
movimiento de caderas
haces Patria una y otra vez
haces Patria si te vienes
hago Patria con mi leche
hacemos Patria la boca
hacemos Patria el puño
hacemos Patria a gritos
dedico madrugadas hostigando tu oído
Planto bandera de conquista
tus profundidades de Pizarro
revolución


Eva III
por David Caleb Acevedo


A Yolanda Arroyo Pizarro

Culpa a Medea del infortunio del veneno
que corre por la sangre
del que se deleita en los males peregrinos
lentos pero progresivos.
Culpa a Circe de que los hombres
ante el reflejo de la soberanía
y el espejismo del sexo
sean revelados como cerdos.
Culpa a Baba Yaga
de la leche cortada
y los abortos primigenios;
de que las niñas se pierdan en los bosques
y regresen embarazadas por los lobos.
Culpa a la Malvada Bruja del Oeste
de que el Mago de Oz no tenga
poder real o poder alguno;
de la falta de corazón en los hombres de hojalata
y la estrechez de mente de los espantapájaros.
Culpa a la madre,
que somos nosotras las culpables de los árboles secos,
la globalización y el efecto de invernadero,
cúlpanos de todo, hasta de tu astucia de culparnos,
que una mujer aguanta más dolor
que cien hombres que gritan por uñeros en los pies,
cúlpame, que soy Eva, y todas las mujeres se resumen en mí,
aunque en tus designios sólo haya espacio
para la puta y la santa madre
cúlpame, que yo aguanto las blasfemias de Dios y Adán,
sin repostar mi aliento
que yo no salí del Edén
que me lo llevé adentro,
una sola semilla del Árbol de la Vida
en mi esponja de vientre que se burla de las culpas
y la delicadeza original de los pájaros
mientras aquí,
en la ciudad perdida de los ángeles con espada
se me descose la cesárea de más de un millón de años
y sale la semilla que reemplaza los árboles secos
Yggdrasill con mi sangre
mi odio y mi fuego.


Gruta de escape
por Mairym Cruz-Bernal
 
Busco un hombre inocente
que vibre como el susurro de los violines
que su labios se abran redondos para la boca del oboe
y la música la haga su gemido en mi oído
busco un hombre bueno
que me deje mirarle a los ojos
ese lugar de donde no se escapa la verdad
que crea en el iris de la luna
y la busque como quien busca la esperanza
un solo hombre que pise firme sobre la tierra verde
y galope con el viento como fiera y caballo
que su olor a origen impregne mi lecho
que entre mis piernas se derrame 
y me suplante su aroma
que su lengua peligrosa nos recorra la matriz de la vida
que sus dos sombras sustituyan la ausencia de mi sombra
busco un hombre bueno
que ignore el conjuro bajo el sombrero
y se entregue sonámbulo a su propio hechizo
que venga de su soledad y de sus soledades venga
erguido  indómito  inatrapable y libre
un hombre con dos manos para tocar mis senos al unísono
arrancarle un nuevo grito a mi garganta
que encuentre en el desierto de mi vientre un jardín iluminado
un hombre inocente y bueno
que haya tenido una madre buena
y un padre con quien reír
que tenga hijos   muchos hijos
un hombre a quien hacer vivir en estos versos
en la hora exacta de su risa
acaso ya encontrado y acariciado
 

Acerca de mí

Mi foto
Yolanda Arroyo Pizarro (Guaynabo, 1970). Es novelista, cuentista y ensayista puertorriqueña. Fue elegida una de las escritoras latinoamericanas más importantes menores de 39 años del Bogotá39 convocado por la UNESCO, el Hay Festival y la Secretaría de Cultura de Bogotá por motivo de celebrar a Bogotá como Capital Mundial del libro 2007. Acaba de recibir Residency Grant Award 2011 del National Hispanic Cultural Center en Nuevo México. Es autora de los libros de cuentos, ‘Avalancha’ (2011), ‘Historias para morderte los labios’ (Finalista PEN Club 2010), y ‘Ojos de Luna’ (Segundo Premio Nacional 2008, Instituto de Literatura Puertorriqueña; Libro del Año 2007 Periódico El Nuevo Día), además de los libros de poesía ‘Medialengua’ (2010) y Perseidas (2011). Ha publicado las novelas ‘Los documentados’ (Finalista Premio PEN Club 2006) y Caparazones (2010, publicada en Puerto Rico y España).

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