miércoles, octubre 31, 2012

El Flash Mob en Quito que celebró el Primer Coloquio Internacional Queer: pensando lo queer desde y en América Latina

Un Flash Queer para Quito

Publicado el 31/Octubre/2012 | 11:27
 
Un Flash Queer para QuitoEl viernes 26 de octubre, la Plaza Foch lucía como cualquier otro día. Colorida, cosmopolita, joven, animada… Pero, sorpresa!,a las 18:14 una drag queen llamada Nicky, irrumpió la cotidianidad y empezó a bailar I am what I am (Yo soy lo que soy) de Gloria Gaynor.


 
Con un vestido tipo charleston de flecos rojos y blancos, llamó la atención de los presentes. La canción cambió por Boys & Girls de Blur. En este momento se unieron 15 personas más a bailar una ya planificada coreografía.

Con el fragmento de la tercera canción, "El Baile del Mono" de Wilfrido Vargas y la conclusión de la primera, casi 50 personas queer y simpatizantes se encontraban bailando simultáneamente frente a un muy sorprendido público.

Los participantes eran personas de diferentes géneros, orientaciones sexuales, edades, clases sociales, razas y niveles académicos. Llevados por el momento, algunos comenzaron a bailar sin haberlo previsto.

Flash Mob es un baile ‘espontaneo’ en un espacio público y se ha convertido en una tendencia mundial; existen flash mobs famosos en ciudades como Chicago con la banda Black Eyed Peas para celebrar la vigésima cuarta temporada de Oprah o en ciudades como París para concientizar sobre la mala atención médica en países tercermundistas.

"Este Flash Queer que se dio en Quito nació junto al "Primer Coloquio Internacional Queer: pensando lo queer desde y en América Latina", organizado por la Faculdtad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), Universidad Autónoma de Barcelona y el Colegio de Comunicación y Artes Contemporáneas de la USFQ.
¿Por qué un flash mob? Los coloquios normalmente se dan en espacios cerrados. Expertos se juntan, charlan y se quedan sentados sin moverse. La idea era llevar fuera este coloquio, de que no se quede en la Flacso, explicó Eddie Pezzopane, coreógrafo del evento.

Para Santiago Castellanos, co-organizador del Coloquio y profesor de la Universidad San Francisco de Quito, es muy importante que estos temas no sean solo escuchados por académicos que ya se conocen entre si. "Es necesario aterrizar estas discusiones de una forma más pública y más corporal, que no sea solamente pensar, discutir o escribir. Como se puede pensar en esa reteorización del cuerpo, género, deseo y del placer en espacio público y a través del propio cuerpo", indica.

La Preparación

Pezzopane diseñó la corografía desde cero. Fue expuesta en youtube para que los diferentes usuarios puedan aprenderla mientras él seguía en España. La única práctica tuvo lugar en la Flacso un dìa antes del evento. Pezzopane conoció a las personas que lo acompañarían al día siguiente. Su único miedo fue que llueva o que no haya suficiente público a la hora escogida. Pero todo salió como lo planificado. "La gente estaba alrededor, sonriendo, divertida, exactamente lo que queríamos, lo hemos logrado. Cuando yo bailaba, estaba adelante, pero pude mirar atrás y ver a todo el grupo que se movía sonriendo en la parte posterior, eso es lo que me gustó más", dice.

Un instante irrepetibleEste flash mob tuvo mucha importancia para cultura queer en varios sentidos. Como lo explica Sabsay, "tiene que ver con una tradición queer que es la intervención directa. Sin la mediación de canales representativos, tiene más que ver con una democracia directa".

Agrega que no tiene mucha relación con la estética del asunto pero con el hecho de "irrumpir un espacio público y generar un instante en un espacio que normalmente debe funcionar otro modo. Reformula el espacio público por un instante", concluyó.(Escrito por Carolina Vega, USFQ)

Fuente: http://www.hoy.com.ec/noticias-ecuador/un-flash-queer-para-quito-565453.html


 

la “N” mayúscula en las Negras de Yolanda Arroyo Pizarro

 



las Negras, de Yolanda Arroyo Pizarro


Y se trata de cómo los historiadores han dejado la negritud fuera del lenguaje, de la memoria; pero estamos en momentos en Puerto Rico en que una nueva promoción escritural se niega a continuar en la invisibilidad y la borradura.


 

Publicado: lunes, 29 de octubre de 2012
 

Son tres las historias que nos presenta Yolanda Arroyo Pizarro en las Negras. El título impone ya desde un principio la “l” minúscula tras la “N” mayúscula, implicando que incluso el orden gramatical no subordinará el actante principal en su narrar: las Negras. Se nos advierte con ello, además, la primordial supremacía y relieve ofrecidos a ese sujeto tan subordinado y marginado por la historia, por la letra, por la palabra de los cronistas e historiadores oficiales; pero que esta vez no se saldrán con la suya privilegiando el Orden Gramatical de la cultura andronormativa nuestra (“las” es simple referencia gramatical-genérica y vacía de género; la importancia radica en “Negras”.).

La portada misma, con unas simples letras blancas que se leen arriba, seguida de la impresionante foto de una mujer de raza negra en la proyección de una imagen correspondiente al gusto por lo africanista, y no por lo comercial moderno que, como sabemos, ha solido apoderarse de la iconografía de la negritud. El fondo negro incluso no supera la piel marronana del Ser que motiva los cuentos en toda su significación de la otredad y la diferencia, muchas veces impresionante por su deseo de alcanzar la mayor profundidad de esa “otredad”, del ser más oprimido en la historia nuestra, la mujer Negra. Luego de repetida la espectacular foto en la segunda página, se nos expone una marginal iconografía de un friso, no griego, sino de la cultura africana, y los epígrafes siguientes nos ofrecen una gran advertencia. Y se trata de cómo los historiadores han dejado la negritud fuera del lenguaje, de la memoria; pero estamos en momentos en Puerto Rico en que una nueva promoción escritural se niega a continuar en la invisibilidad y la borradura. El dolor, el sufrimiento, el ser en carne viva de esa primera mujer que fue arrancada de su hábitat natural habrá de prevalecer como historia. De ahí el estilo, en general, transparente y de crudo neorealismo de los relatos. El laconismo y minimalismo del modo de relatar no opaca, necesariamente, la densidad e intensidad del sentir, de la experiencia que no ha sido anteriormente narrada o reconocida, y que la autora busca. Se trata de un lenguaje esmerado en opacar su estructura significante y formal (la ley del hombre y su gramática), para tras la transparencia feminista ofrecer relieve al sentido del cuerpo de la mujer oprimida, el genuino referente del contar. En ese sentido, no sólo se trata de una nueva antropología de la mujer negra, sino del deseo de superar estructuras de dominio falócrata de la cultura esclavista que perdura a su manera en la historia. Mediante una nueva manera de narrar y de pensar se recupera e impone el sentir de la negritud y lo particularmente pertinente a la mujer en su devenir más opresivo y expulsado al espacio más marginal (casi olvidado).

En esa escritura, que viene a llenar el vacío dejado por el discurso de la historia oficial, se imponen las lecturas implícitas de varios libros precisamente de historia y antropología que ha realizado la escritora, pero para inferir de ellos cuál pudo representar el sentir de la raza y el género que sufrió la tachadura. El desafío resulta en cómo narrar lo que ha quedado borrado por los maestros del tiempo, cómo contar la esclavitud de una raza y cómo expresar el sufrimiento de la mujer dentro del proceso que ha pretendido opacarla (como muestra de una violación más). Se trata de presentar varias muestras de las silenciadas injusticias y esclavitudes, de violaciones y genocidios realizados por el blanco en el mundo moderno, el ámbito movido por el robo del capital mediante el “otro” bajo su dominio. Tal y como es visto en los frisos que aparecen en los epígrafes, y una mujer al lado de la otra, hombro con hombro, las negras se enfrentan a un mundo nuevo para ellas, no sólo en lo avistado en el entorno natural y cultural sino en el castigo recibido en la piel, en el cuerpo. Estamos ante el retorno del gran “otro”, no en cuanto a lo subconsciente de los psicoanalistas, sino en lo referente al emerger a la existencia de aquella a quien se le ha negado el derecho a tal, en devenir de la libertad tan necesaria para el cumplimiento, al menos primordial, de lo humano. Mas claramente no se deja ver la inhumanidad del Otro imperial que “descubre”, roba, viola y mata.

Así lo advierten los primeros epígrafes a los historiadores que han dejado fuera las injusticias ante la esclava, y el desafío de ellas, con éste y otros libros, a la borradura y la invisibilidad. Sabemos que ya en siglo XX se encargarían las mujeres, los trabajadores y los gays de recuperar su historia, su propio decir (su discurso) desde su más cercana y genuina otredad. Pero Arroyo Pizarro no es la escritora de la mismedad en el mundo identitario en que sólo se proclama la belleza o grandeza ignorada de la otra, de la oprimida. Lo que pretende es presentar tras el velo de clamor, la agresión contestataria asumida por la mujer negra ante las violaciones y atropellos mismos del blanco. Por eso, que en las Negras se vaya presentando de manera casi silenciosa y sutil la acometividad de esa mujer que parece mantener contacto con los secretos de la naturaleza para agredir al Poder y su Otro, para desafiarlo incluso más allá de la muerte.


Por eso, que en las Negras se vaya presentando de manera casi silenciosa y sutil la acometividad de esa mujer que parece mantener contacto con los secretos de la naturaleza para agredir al Poder y su Otro, para desafiarlo incluso más allá de la muerte.


En la primera narración la protagonista Wanwe nos presenta el momento de iniciación de las Negras en su ambiente selvático, en el cual es asaltada por el rapto del blanco quien la extrae de su ambiente natural y la coloca en una barcaza hombro con hombro, para esclavizarla luego de ser marcada como no-humana. La joven nos presenta una historia de los rituales selváticos de la mujer en su iniciación para la adultez y el juego del destino. En vez del devenir al colocarla hombro a hombro a su amado, como había practicado en el ritual, es colocada hombro con hombro a otra esclava en una pequeña región del amplio barco que las carga como ganado a América. Irónico resulta el juego entre casado y cazado, casarse y ser cazado y terminar con “Las manos encadenadas” (26), para tronchar la felicidad. Sólo queda la luna “que puede ser fácilmente una rana” (51), demostrando con el sentido metafórico la cuentista, la presencia de transformaciones del espacio y las mutaciones del tiempo, del final de una leyenda natural y el comienzo de otra del impuesto dolor. Se trata de los nuevos sonidos que le auguran un tiempo diferente. Por eso entiende la protagonista que las estrellas, también encadenadas en el oscuro cielo, no son las culpables del destierro-destino de las Negras. Lo que queda en el abajo del que observa es el vómito, el dolor, los sollozos, el pitillo, las sirenas del barco que las conducen a un nuevo vibrar. Debemos preguntarnos porqué la autora no continúa y profundiza en este viaje metafórico que conecta el sentir de su personaje con su entorno. Mucho más estos manejos metafóricos que, pese a su simpleza, ofrecen gran alcance transnarrativo a sus cuentos.

Vemos cómo la narradora también juega en una intertextualidad vinculante a Palés Matos, en cuyos poemas de Tuntún de pasa y grifería, los dioses de la selva parecen abandonar a los negros (“No hacen acto de presencia Orín, Olódumáre, Babá, Iyá”, desaparecen, “no más nacimiento, vida muerte” (55), se nos dice en el mítico primer relato de este libro de Yolanda Arroyo. Y se pregunta Wanwe “cuándo volveremos a ser libres para el uréore”, la preparación para el placer del cuerpo a cuerpo, del hombro con hombre (56). Pero vemos cómo lo que le espera es la ruta de la nave del capitán blanco y el que una mujer rebelde tras ser lanzada al mar, solo logre su cuerpo partido por los tiburones. El tiempo y su leyenda han cambiado y sólo le queda a la protagonista “gritar asfixiada y llorosa el nombre de mamá” (59). Se trata de la retención al menos del origen, de lo primigenio, de la etapa del imaginario materno que confiere inicio y continuidad al todo una vez retenida. Es precisamente lo que le permite ahora a la cuentista su labor. Algo des-dicha queda la historia con el penúltimo relato en que la mujer-madre-partera se ve llevada a aniquilar el cuerpo fruto del parto como medida de evitar el dolor y la inhumanidad. Todo queda para que el lector lo comprenda, si lo desea; o para verse llevado también a condenarla y sacrificarla.

“Matronas” es el segundo relato y parece casi una continuidad de la historia, lo cual le confiere al relato un toque novelesco. Se trata del testimonio de una mujer rebelde que se niega a adoptar abierta y dócilmente los mandatos, las costumbres, el lenguaje del amo. Y como máxima de esa rebeldía se resiste a asistir el nacimiento de los infantes en el mundo de la esclavitud. “Yo bostezo y hago juramento, por las deidades de los vientos de las que dudo ya, que si soy capturada nuevamente, las habré de cobrar con los niños” (77). Y así lo hace, no entrega los infantes a la esclavitud. Es declarada “Negra Sediciosa e Insurrecta”. Es visitada en la prisión por un fraile en quien parece encontrar un sujeto capaz de comunicarle con cierta humanidad. Aún así se pregunta sobre la violencia del dios cristiano, ante Petro, quien nos recuerda un cronista que como otros frailes están escribiendo sobre los eventos de los atropellos, sin ser amigos de la Corona (lo cual es una alusión a los Fray Bartolomé de las Casas de la época). Le deja saber al fraile que prefiere morir a ser usada como un animal, a que los hombres penetren en su cuerpo sin su permiso. Por eso aprende a fingir, a hacerse curandera, yerbatera, sobadora, comadrona, y luego, por fugarse y ser rebelde es sentenciada a morir en la horca. Se repite la mujer partida por el tiburón.

Con agilidad la narradora nos ha contado estos acontecimientos en progresiones y retrospecciones narrativas bien manejadas y ofreciéndole a la voz de la protagonista un sitial de cronista de la “otredad” narrativa, malvada, criminal ante los ojos del blanco. La manera en que se nos relata el momento de la tortura de muerte es similarmente diestro y una vez más podemos decir que la autora pudo haberle cedido mayor tiempo, más lenguaje, explicación y extensión a lo relatado. Mas no sé si la cortedad narrativa se debe a un efecto narrativo, puesto que los paradigmas de lecturas y su horizonte de expectativas ha variado desde principios de este siglo. Una narradora aún muy consciente de la morosidad que requiere tanto el cuento en su cortedad, como aún más la novela en su extensión, es Mayra Santos, quien luego de Sirena Selena vestida de pena y Nuestra señora de la noche nos ha dado una novela muy compleja pero parca y lacónica en su proceder discursivo, como Fe en disfraz (2008).

Como Wanwe no es católica no tiene por qué confesarse y aún así dice no tener pecado cuando es llevada a ser rapada antes de la horca. En su dialecto confiesa sus pecados: “Los ahogo en el balde de recolectar placentas, padrecito. Presiono sus negras gargantitas con mis dedos y los sofoco. O los ahorco con sus cordones umbilicales,…” (93). Pero todos guardan silencio, y dice finalmente antes de hacer alusión a los ojos rosados (¿?): “Soy una faringe que se ahoga; luna, energía. coraje, eternidad” (95). Una vez más, la autora abandona lo narrativo y acude a lo poético-mítico.

“Saeta” es el menos logrado y coherente de los relatos. No obstante, habría que tener en mente que a finales la autora opta por una alternativa de fantástica y poética. Es no obstante, un relato en sus inicios muy diestro en cuanto mostrar escenas sexuales, pero calculadamente sin alcanzar vestigios de erotismo, pues de trata de violaciones. La autora recarga una vez más un tema muy pertinente a la mujer como lo es la de la doble esclavitud, la social y la sexual: las esclavas son continuamente, tras el trabajo impuesto, violadas. Aprovecha la autora el manejo de la metáfora de la herida, de la penetración que hiere como la saeta.

Inicialmente se presenta la muerte de un perro del amo, tal vez víctima de una flecha lanzada al azar al bosque, y el animal que muere gracias al divertimiento mismo del blanco cazador. El animal resulta en víctima de una flecha de las lanzadas por los de su propio bando, y que regresa como un bumerang. La autora maneja una narración de efectos fantásticos y míticos, ya que infiere que la abusada y violada heroína del cuento, tras morir, desde el bosque posee la capacidad de lanzar una saeta que se incrusta en la frente de Georgino, el amo. Wanwe se había apoderado al principio, del cabezal de la flecha incrustado en el cuerpo del perro, y con la misma se defiende luego al ser violada por varios hombres de la hacienda. Pero al ser éstos sorprendidos por el amo y ser golpeados por el mismo, como parte del carnaval de atropellos que se propinan también mutuamente los blancos en su embriaguez, también golpea a Wanwe hasta causarle la muerte. Hay alusión en el relato a las mujeres guerreras de la rememorada África y de ahí lo legendario del final.

Las negras es un libro de cuentos que debe ser leído por todos, e incluido en los currículos de educación secundaria y de la universidad.

El autor es profesor en el Departamento de Estudios Hispánicos de la UPR en Río Piedras.

Fuente: http://www.claridadpuertorico.com/content.html?news=CB3D1EA3D15FC3F6D8E6F3DF2D31A9B4

martes, octubre 30, 2012

Se va a Chile Premio Sor Juana

Por Rebeca Pérez / Agencia Reforma
La obra de Lina Meruane, Sangre en el Ojo (Eterna Cadencia, 2012), fue considerada sobrecogedora y arrojada por el jurado del Premio Sor Juana (Foto: Archivo/Ángel Llamas/Agencia Reforma)La obra de Lina Meruane, Sangre en el Ojo (Eterna Cadencia, 2012), fue considerada sobrecogedora y arrojada por el jurado del Premio Sor Juana (Foto: Archivo/Ángel Llamas/Agencia Reforma)
Octubre 29, Guadalajara, Jalisco.- De forma inesperada. Así es cómo llegan las noticias que cambian al mundo, las que sacuden, generan crisis y enorme felicidad. A la escritora Lina Meruane le ocurrió: de forma repentina perdió la vista. De manera sorpresiva también ganó la 20 edición del Premio de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz.

"El premio llegó de forma sorpresiva, me enteré hoy mismo (ayer), pero estoy muy contenta; no me lo esperaba para nada, pero me alegró mucho que el jurado le haya dado cierta visibilidad hacia el público", afirmó la autora, que recibirá 10 mil dólares con el galardón.

Lina se quedó ciega temporalmente y ese evento le sirvió para partir hacia la ficción y construir la Sangre en el Ojo (Eterna Cadencia, 2012), que acaba de ser reconocida con este premio que se entrega en el marco de la Feria Internacional del Libro, que este año tiene a Chile como país invitado de honor.

"Es un libro que empecé a escribir ya hace mucho. Yo trabajo bastante el tema de la enfermedad en mi literatura, es un tema al que le he invertido mucho tiempo de investigación y esta novela empieza un episodio cercano a mi bibliografía, en el que hubo un periodo breve de ceguera", aseveró la autora de Fruta Podrida.

"Ese momento de trauma personal, de esa experiencia límite, pasado el momento parecía una instancia de narración interesante y me propuse hablar de ese elemento real, moverme desde lo autobiográfico lentamente hacia un terreno de la ficción, que es un terreno imaginario", completó la también ensayista.
Lina guardó varias coincidencias con su protagonista: es una escritora chilena que radica en Nueva York. A lo largo de la novela, la mujer debe experimentar una profunda crisis que cambia la percepción que tenía de la vida, pero además debe contestar y probar si el amor incondicional de veras existe.

"La novela se va moviendo desde lo más personal a lo más ficcional y había una interrogación por cómo la enfermedad tiene un impacto en la relación de pareja, la pregunta que movía la novela es hasta qué límite se puede llevar la pregunta, tal vez vieja y cursi, del amor incondicional", advirtió la autora, en entrevista telefónica desde Nueva York.

El jurado, integrado por los autores Cristina Rivera Garza, Yolanda Arroyo Pizarro y Antonio Ortuño, consideró que la obra de Meruane es "sobrecogedora" y "arrojada", que busca un lenguaje propio.

"(La de Meruane es) una prosa intimista, rigurosa, que plantea y resuelve continuos retos verbales y estéticos" opinó el jurado.

La chilena recibirá el premio el 28 de noviembre próximo y es un galardón dedicado a la obra literaria de mujeres que publican en español.

Conózcala

Nombre: Lina Meruane.

Lugar y año de nacimiento: Santiago de Chile, 1970.

Trayectoria: Es escritora y ensayista. Su obra de ficción incluye títulos como Las Infantas, Póstuma, entre otros. Su obra se ha incluido además en antologías y diversas publicaciones en español, inglés, alemán y francés. Ha recibido becas del Fondo de Desarrollo de las Artes de Chile, de la Fundación Guggenheim y de la Nacional Endowment for the Arts.

Premios: ha ganado premios como el Consejo Nacional de la Cultura y de las Artes de Chile a la Mejor Novela Inédita por Fruta Podrida, y en 2011 ganó el Premio Anna Seghers. Ahora da clases en la Universidad de Nueva York.
 
Fuente:

lunes, octubre 29, 2012

Fotograma Primer Coloquio Internacional Queer Interdisciplinario: Pensado lo Queer desde y en América Latina, Capítulo Ecuador

Primer Coloquio Internacional Queer Interdisciplinario: Pensado lo Queer desde y en América Latina
Capítulo Ecuador 2012

El Colegio de Comunicación y Artes Contemporáneas de la Universidad San Francisco de Quito COCOA-USFQ, el Programa de Antropología de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales FLACSO Ecuador y el Grupo de Investigación Cuerpo y Textualidad de la Universidad Autónoma de Barcelona presentó el Coloquio durante el 25, 26 y 27 de octubre de 2012.

Facebook: http://www.facebook.com/events/399019483449729/
 

Con el Dr. Diego Falconí y su esposo Eddie Pezzopane



Dr. Diego Falconí

Dra. Leticia Sabsay

Con Dra. Leticia Sabsay


Con Dr. Santiago Castellanos, Dr. Burkhard Scherer y el Ministro de Cultura

Con la Dra. Gloria Careaga (centro) y la Dra. Cynthia Melendrez (derecha)

Dra. María Lugones

Dr. Santiago Castellanos











Flash Mob Queer Quito


viernes, octubre 26, 2012

Felicidades Suzanne Jill Levine y Luis Negrón


Congrats to Suzanne Jill Levine, winner of the PEN Translation Award

August 20, 2012
    
Suzanne Jill Levine is the winner of PEN USA’s Translation Award 2012 for her translation of Jose Donoso’s The Lizard’s Tale. Her acclaimed translations, which include works by Guillermo Cabrera Infante (Three Trapped Tigers) and Manuel Puig (Betrayed by Rita Hayworth), have helped introduce the world to some of the icons of contemporary Latin American literature. She is the translator of the upcoming book of short stories by Luis Negron called Mundo Cruel (stories), out in February 2013.

To see the entire list of winners click here.

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Fuente: http://www.sevenstories.com/news/congrats-to-suzanne-jill-levine-winner-of-the-pen-translation-award/?fb_action_ids=10152141052235430&fb_action_types=og.likes&fb_source=aggregation&fb_aggregation_id=246965925417366

martes, octubre 23, 2012

Sobre Perseidas... por Lilliana Ramos Collado


Días de fiesta en el más acá:
Yolanda Arroyo Pizarro
Por Lilliana Ramos Collado [1]

           

            La propuesta afectivista de Arroyo Pizarro tiene la virtud de reconocer los nuevos desarrollos en la teoría y fenomenología de los afectos que han tenido una acogida notable en los últimos años, con figuras destacadas como Sara Ahmed, Teresa Brennan y Patricia Clough, entre muchas otras. Esta tendencia, evidentemente potenciada por la insistencia reciente en el concepto de solidaridad, es alegorizada en la poesía de Arroyo Pizarro mediante la imagen de la cópula intencionalmente fundamentada en l@s que son política, social y anatómicamente iguales. Aquí la anatomía es esencial pues, entre lesbianas, la cópula como penetración es, literalmente, otra cosa. De hecho, en la poesía de Arroyo Pizarro, la cópula heteronormativa deviene apenas un caso entre todas las cópulas posibles. Así el eros lesbiano se convierte en un instrumento de desestabilización que obliga a replantear usos y costumbres. El cuerpo lesbiano, sus manejos y movimientos, sus fulcros de placer, devienen, en conjunto, el lugar desde donde repensar el mundo.

            De ahí la importancia de la “fiesta” erótica en Perseidas. Considerada por Mijail Bajtín como ocasión de caos benefactor, la fiesta —el día de fiesta— es esencial para mantener el orden social pues opera como válvula de escape de las tensiones que mantienen la operación comunitaria. La fiesta, al introducir la entropía, produce —si bien por un día— un mundo al revés, provoca la desjerarquización del orden “natural”, al darnos maravillas y milagros, magia y buen auspicio. Este poemario, aunque formulado bajo el instante de luz de una lluvia de estrellas fugaces, se propone como un presente sin término, el presente atemporal de la relación sexual, y como la necesidad de reiterar esta relación para mantener, en términos simbólicos y a la vez físicos, el bien circulando por el mundo.

            Si Palés ya había visto, en el pueblo negro del Tuntún, ese placer otro que le estaba a él vedado; si Corretjer ya había querido refundar la mitología que nos permitiría dejar de ser los otros sometidos al látigo para convertirnos en los mismos liberados; con Perseidas, Arroyo Pizarro nos trae otro mensaje, que no tiene que ver con el intento frustrado de Palés de recuperar el espacio primitivo de la indistinción, ni con el intento de Corretjer de establecer un relato heroico de reconquista de lo propio. Yolanda Arroyo Pizarro habla desde otro lugar, donde el gozo constituye una política para todos que esboza mejores opciones para el mundo que vendrá:

“Niña bonita, papi chulo”

Ven
ven a esta orilla
tengo un altar para ti
aquí estoy
frente a él
arrodillada
ábrete bien
déjame lamerte

desde el borde de la cama
hasta que los mayas inventen otro códice
con una nueva profecía. (81)

[Fragmento]

 

-Arroyo Pizarro, Yolanda. Perseidas. Carolina, P.R.: Colección Lecciones Lesbianas, 2011.

[1]Ensayo completo: Hacia la nueva profecía: Cuatro poetas puertorriqueñas contemporáneas: Aixa Ardín, Yolanda Arroyo Pizarro, Áurea Sotomayor Miletti y Nemir Matos Cintrón. Por Lilliana Ramos Collado. Revista TINKUY nº18, 2012. Boletín de Investigación y debate. Escritoras puertorriqueñas en el siglo XXI: creación y crítica Ana Belén Martín Sevillano (ed.) Section d’études hispaniques. Département de littératures et de langues modernes. Faculté des arts et des sciences. Université de Montréal, Canadá

domingo, octubre 21, 2012

bosón zeta por Yolanda Arroyo Pizarro

Yolanda Arroyo Pizarro- Invitada Especial para Intertextuales por Invitación

bosón zeta
un punto / un alfa que pulsa y llama tu nombre y un punto/ arco lingual que vibra en beta/ desencajada mandíbula transversa/ cada paso que das acerca mi eslora-espalda y yo humedecida/ jadeo adentro /un bosón de higgs enamorado/ un fulgor gamma de ojos en blanco/ particularmente elemental en la fuerza que expulsa / líquido delta épsilon/ chispazo zeta en mi adentro/ estrofa que calla y grita/ que atrofia y crea/ etha/ theta/ iota/ kappa/ convertida tú en motor de energía/ en materia/ partícula de dios santo prepucio/ divinidad de besos pujados/ labios maltrechos / vaginamordida/ garganta atrapada por el sadomasoquismo provocador/ punto lambda que nada en la nada que te masturba/ en la nada que te revienta/ mu/ soy poema/ nu/ sortilegio si te poseo/ hadrón. iones si te vienes. acelerador lechoso/ gigaelectrónvoltios clitoral/ convulsión xi/ convulsión omicrón/ pi/ rho/ sacudida sigma/ tau/ estertores que copulan briosos/ desintegrado upsilon/ centelleo de masa si soy vulnerable y necesito tu calor en mi cama/ phi/ destello que conjuga conjura configura tu nombre atómico/ chi/ papilas circunvaladas /papilas foliadas/ papilas filiformes. espasmódico músculo que lame/ melame/ hueso hioides asesino. membrana hioglosa bellaca. septum medio cunnilinguante lunar /irradiación y un parpadeo hembra alfa, macho omega/ tu ensimismado talento para caderearme/ tu energía pelvicida abandonadora/ la infinita construcción de un universo latente/ universo de novas y rigeles/ colisionador de hadrones que protonea/ me penetras fotones/ me derramas fermiones / y vocifera tu abrazo eólico de transpiración mientras me clavas
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Sobre la autora:
 
Yolanda Arroyo Pizarro, escritora puertorriqueña, ha sido publicada en España, México, Argentina, Panamá, Guatemala, Chile, Bolivia, Colombia, Venezuela, Dinamarca, Hungría y Francia. Sus textos han sido asignados y estudiados en instituciones de renombre como el Instituto Cervantes de Estocolmo, el Black Cultural Center at Purdue University en Indiana, Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y El Caribe, Universidad del Sagrado Corazón, la Universidad de Puerto Rico Recintos de Río Piedras y Mayagüez, la Universidad Autónoma de México, University of California en San Francisco y en instituciones de educación superior en Canadá. Ha sido traducida al inglés, italiano, francés y húngaro. Ha participado de los congresos culturales Bogotá 39 del Hay Festival, FIL Guadalajara, Festival Vivamérica en Madrid, LIBER Barcelona, el Otoño Cultural de Huelva en España, la Organización Iberoamericana de la Juventud en Cartagena de Indias, Colombia, y el Festival de la Palabra en Puerto Rico y Nueva York. Su reciente producción incluye un libro de poemas bilingüe (inglés y español) titulado Saeta (Ed. 2011), que explora el tema de resistencia e historicidad en el marco de la mujer afrodescendiente, rebelde y cimarrona. Además, Arroyo Pizarro publicó en 2004 el libro de cuentos Origami de letras y la novela ‘Los documentados’ que retrata las condiciones migratorias dentro del Caribe, específicamente desde La Española hacia Puerto Rico. Esta novela ganó el Premio PEN Club 2006. En 2007 publicó su libro de cuentos ‘Ojos de Luna’ en el que explora la marginalidad desde diversos puntos de vista como el desahucio, la solidaridad y las barreras espirituales. Este libro fue seleccionado por el periódico El Nuevo Día como Libro del Año 2007 y ganó el Premio Nacional del Instituto de Literatura 2008. En 2010 publicó con Editorial EGALES en Madrid y Barcelona la primera novela lésbica puertorriqueña ‘Caparazones’. Ha ganado la beca Residency Grant 2011 por el National Hispanic Cultural Center in Albuquerque, New México. También ha publicado recientemente Cachaperismos 2010, Antología de narrativa y poesía lesboerótica, Antología Ejército de rosas, el volumen de cuentos Las ballenas grises con Fuga Editores de Panamá y el libro de relatos Avalancha. Su obra ha sido incluída en varias otras antologías, entre ellas ‘La memoria justa’ (Francia), ‘El futuro no es nuestro’(Hungría, Chile, Bolivia, Argentina, Panamá, USA), El libro de voyeur (Madrid), Sólo Cuento (UNAM, México), Seasons African Edition, a Periodic Journal of the International Centre for Women Playwrights (South Africa) y la colección Pirene’s Fountain Japan Anthology 2011. Es editora en Jefe y Fundadora de Revista Boreales, además de haber sido Jurado del Puerto Rico Queer Film Festival 2010 y del Premio de Novela Las Américas 2011. Ofrece talleres de creación literaria en San Juan de Puerto Rico.
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Nota: A Yolanda Arroyo Pizarro le tengo gran admiración,no sólo por que es una buena escritora sino por ser una escritora valiente. Mucho antes que tuviéramos la oportunidad de intercambiar un abrazo, su arrojo, su manera de transgredir en las letras y la apertura con que toca temas sin que ellos se resistan ante su arte literario me inspiraba a lanzarme a hacer lo propio con mis letras. (Fue un libro de Yolanda el que sirvió de excusa para comenzar mis series blogueras). Son estos escritores los que van marcando nuestra trayectoria. En mi casa virtual, siempre hay una invitación para Yolanda.
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En este blog se lleva a cabo la serie “Intertextuales por invitación”, en su última semana. Un grupo de escritores invitados se reúne a crear. Un tema semanal escogido por cada invitado impondrá el marco para escribir durante un periodo de diez semanas. A partir del tema semanal, se compartirán otros textos creativos desde las voces diversas de los escritores que acepten el reto, en los géneros de narrativa y poesía. También se compartirán colaboraciones de personas que han visto la convocatoria y se han motivado a escribir del tema. Esta es una convocatoria abierta, puede enviar su colaboración a marlyncruzcenteno@gmail.com.
Gracias por pasar a leer,
Marlyn Cruz-Centeno

Queer Quito 2012

Un arcoíris gigantesco iluminará a Quito
Domingo 21/10/2012

La bandera del arcoíris flameará por primera vez en el punto más alto de la Mitad del Mundo. Del 25 al 27 de octubre de 2012, Quito escribirá un capítulo histórico para el Gran Libro de la Diversidad Sexual que, sin saberlo, escriben muchos activistas y académicos desde distintos puntos del planeta.
Las conquistas y cambios a favor de lesbianas, gays, bisexuales, transgénero y personas intersexuales, así como sus problemas en sociedades fundamentalistas e irrespetuosas, son los temas cotidianos.

¿Cuál es el capítulo ecuatoriano?: El “I Coloquio Internacional Queer Interdisciplinario, pensando lo queer desde y en América Latina”.

¿Qué es lo queer? El término anglosajón (raro, extraño) tiene su historia, y desde hace muy poco ha ingresado a la academia local. Según el sociólogo español Javier Sáez, a fines de los 80 del siglo XX, lesbianas, negras y chicanas de California de escasos recursos económicos lo adoptaron frente a una “especie de identidad gay” estadounidense ligada al homosexual “blanco… de clase media-alta, con un estilo de vida vinculado al consumo y a la moda”. Desde entonces, el concepto ha sido analizado. No se ha llegado a consensos, pero sí a reconocer que lo queer integra a la diversidad sexual, aún con las desavenencias que puedan existir.

En el 2010, bajo el liderazgo de Daniel Balderston, se discutió el concepto. Las visiones fueron distintas como los colores del arcoíris. Y para que nadie se sienta excluido, la heterosexualidad también puede ser queer. Interesante, ¿no? En fin, gracias a la fuerza de tres líderes: María Amelia Viteri, Santiago Castellanos y Diego Falconí se hablará con libertad y sin tapujos sobre el tema. Entre diálogos, el público podrá escuchar en la Flacso a académicos y activistas latinoamericanos, principalmente, de alto nivel. ¡Ah! un dato importante: este coloquio busca ser la antesala para el Congreso Internacional Mundial más importante en la temática Queering Paradigms V, a celebrarse en nuestra ciudad en el 2013. San Francisco de Quito tendrá, entonces, que volver a izar la bandera, símbolo de la comunidad LGBTI, o dejar que siga flameando.

http://www.elcomercio.com/cultura/arcoiris-gigantesco-iluminara-Quito_0_795520487.html

PRIMER COLOQUIO INTERNACIONAL "QUEER" INTERDISCIPLINARIO: Pensando lo "queer" desde y en América Latina: capítulo Ecuador

PRIMER COLOQUIO INTERNACIONAL "QUEER" INTERDISCIPLINARIO: Pensando lo "queer" desde y en América Latina: capítulo Ecuador



Este Coloquio ha sido posible principalmente gracias al apoyo del Ilustre Municipio de Quito. Al evento también se suma el importante apoyo de la Fundación de Estudios, Acción y Participación Social (FEDAEPS) quienes han apoyado este tipo de iniciativas academicas desde sus inicios.

Agradecemos también a Quito Turismo, al Departamento de Estado de los Estados Unidos de América y a la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional por su aporte.

PONENTES MAGISTRALES

DRA. MARÍA LUGONES, Ph.D.

Profesora Asociada, Programa de Literatura Comparada y Programa de Filosofía, Interpretación y Cultura, Binghamton University, Nueva York

“Queering the decolonial” - Queerizando lo decolonial

DRA. LETICIA SABSAY, Ph.D.

Investigadora Asociada, Facultad de Ciencias Sociales,

The Open University, Inglaterra

YOLANDA ARROYO

Escritora Invitada, Puerto Rico

“Tortugas y caparazones: simbología de la identidad lésbica en las letras caribeñas. Aproximaciones a una ruptura transgresora en la novelística de Puerto Rico.”

TEMAS CENTRALES

Arte, cultura popular y cultura visual

Intertextualidades corporales e interseccionalidades: esas razas, esas clases, esos sexos, esos deseos, esas edades, esas lenguas

La reescritura de la historia de las sexualidades

Las relaciones academia/activismo/arte

Exilios, desplazamientos, migraciones y diásporas

Diversidades sexo-genéricas en contextos de violencia

Géneros, sexualidades y trabajo sexual

Espacio público y ciudadanía sexo-genérica

Sexualidad y género desde perspectivas (post)(de)coloniales

Puentes entre feminismo, estudios de género y teorías queer

Economía política y teorías queer

Teorizaciones, propuestas y experiencias (para)legales respecto a la ley y el (des)ordenamiento legal

Re-interpretaciones de la religión, la teología, la espiritualidad y la familia desde perspectivas queer

** Agradecemos igualmente el apoyo de FEDAEPS quien se ha sumado a este esfuerzo**.

El Departamento de Estado de los Estados Unidos y a la Agencia para el Desarrollo Internacional también se unen a este esfuerzo.

martes, octubre 16, 2012

Literatura femenina en Puerto Rico por Carmen Dolores Hernández


Domingo 14 de octubre de 2012



Collages de Marga Peña

Literatura femenina en Puerto Rico

Carmen Dolores Hernández

Las poetas latinoamericanas del siglo XIX cortaban lirios, cortaban rosas, escribían versos sentimentales… eran así. No las puertorriqueñas. En un país al que llegó tardísimo la imprenta –a principios de ese siglo–, la literatura nació con la fuerza que le otorgaba una larga espera. Y nació, en gran parte, bajo un signo femenino.

La primera mujer en publicar los frutos de su pluma fue María Bibiana Benítez, cuyo poema de corte cívico, “La ninfa de Puerto Rico”, apareció en 1832 en uno de los pocos periódicos del momento. Celebraba, en vez de amor, flores o estrellas, el establecimiento en la isla de la Real Audiencia Territorial. También escribiría de las flores, pero con un enfoque combativo. En su poema “La flor y la mariposa” denuesta –como Sor Juana– a los hombres inconstantes: “Tu ingratitud la abandona/ después de haberla gozado/ ¿Cuando ya la has marchitado/ quién tu proceder abona?”

María Bibiana “parió” –figurativamente, porque nunca se casó– una cepa de poetas que incluyó no sólo a su sobrina Alejandrina Benítez, también osada y feminista avant la lettre, participante en El aguinaldo puertorriqueño (1843), la primera colección de escritos que se hacía en el país, sino también al hijo de ésta, José Gautier Benítez, el mayor poeta romántico de la isla, cuyas evocaciones instauraron una tradición de cantos patrios: (“¡Borinquen!, nombre al pensamiento grato/ como el recuerdo de un amor profundo./ Bello jardín, de América el ornato,/ siendo el jardín América del mundo.”


Las Benítez no fueron, desde luego, las únicas mujeres que blandieron la pluma en el Puerto Rico decimonónico. Poetas como la osada Lola Rodríguez de Tió, quien sufrió varios destierros y es autora de la letra combativa –y a menudo prohibida–del himno patrio (“¡Despierta, borinqueño/ que han dado la señal!/ ¡Despierta de ese sueño/que es hora de luchar!”); dramaturgas como Carmen Hernández de Araujo, cuyas obras –históricas y moralizantes algunas–fueron representadas con gran éxito en el muy machista siglo XIX; novelistas como Carmela Eulate Sanjurjo, quien en 1895 publicó “La muñeca”, una feroz crítica social, y ensayistas contestatarias como Luisa Capetillo, que fueron abriendo un espacio cada vez más amplio. Tanto lo quería abrir esta última, activista en favor de los obreros, que en 1919 fue arrestada por vestirse como hombre. Todas estas escritoras tienen en común una combatividad textual que depende de sus decididas reivindicaciones patrias, sociales o femeninas.

Pero si bien la literatura femenina se afirmó desde el siglo XIX, en el XX adquirió una fuerza arrolladora que no ha hecho sino aumentar hasta el día de hoy. Las escritoras más relevantes de inicios de siglo no fueron poetas modernistas que dialogaran con el gran lírico que se adscribió a esa estética, Luis Llorens Torres (aunque las hubo, como Trina Padilla de Sanz), ni figuraron en los movimientos vanguardistas (con excepciones, como la de Carmen Alicia Cadilla), ni descollaron –como el gran Luis Palés Matos– en la poesía negroide (con la excepción menor de Carmen Colón Pellot). Fueron estudiosas e investigadoras: ensayistas destacadas que aportaron un sesgo particular –de índole literaria– a la producción de la Generación del ’30.

Hubo una razón para ello. Tras la Guerra hispanoamericana, cuando Puerto Rico pasó a ser posesión de eu, la sociedad puertorriqueña se enfrentó a un cambio que abarcó todos los aspectos de la vida, incluyendo la educación. En 1903 se estableció la primera universidad del país, la de Puerto Rico. Empezó como una Escuela Normal, con lo cual la mayor parte de sus alumnos fueron mujeres.


Concha Meléndez

Tal estímulo, y otros como la llegada a Puerto Rico durante la guerra de varias periodistas estadunidenses, como Margherita Arlina Hamm, Mary Elizabeth Blake y Margaret Sullavan, que escribieron sobre la isla para órganos de prensa estadunidenses (Hamm también escribió un libro Porto Rico and the West Indies) probablemente abrieron caminos de escritura. También hubo libros de intención didáctica sobre Puerto Rico escritos por estadunidenses como Marian M. George (A Little Journey to Puerto Rico, 1900) y aun otros de índole turística e informativa como Porto Rico: A Caribbean Isle, escrito conjuntamente por Elizabeth Kneipple Van Deusen y su marido, Richard James Van Deusen, funcionario estadunidense en la isla.

A lo largo de las primeras décadas del nuevo siglo se dio a conocer un grupo de intelectuales puertorriqueñas dedicadas al ensayo investigativo y creativo. Concha Meléndez (1895-1983) fue la primera mujer en obtener un doctorado en Filosofía y Letras en México (1932 - UNAM), y fue también pionera en los estudios de literatura latinoamericana, no sólo en Puerto Rico sino en América, con una extensa bibliografía sobre el tema. Escribió poesía, pero es recordada por sus ensayos escritos en una prosa tersa y sencilla (uno de los más hermosos se titula “Los balcones” y se encuentra en su libro Entrada en el Perú, 1941). Como Alfonso Reyes, sobre quien escribió Moradas de poesía en Alfonso Reyes, sus interpretaciones eran comprensivas, tomando en cuenta las características históricas y sociales que afectaban el desarrollo literario.

Margot Arce de Vázquez (1904-1990) fue una de las primeras estudiosas del poeta renacentista español Garcilaso de la Vega, la primera en publicar un estudio riguroso sobre él, que iba mucho más allá del impresionismo que por entonces lastraba los estudios literarios. Y escribió también hermosos ensayos informales con gracia y agudeza analíticas aplicadas a la situación del país, como el titulado “El paisaje de Puerto Rico”. Carmen Gómez Tejera, Antonia Sáez, María Teresa Babín y, sobre todo, Nilita Vientós Gastón, pertenecieron a ese grupo de ensayistas. La última fue árbitro y alma del panorama cultural de la isla a través de su columna periodística Índice Cultural, que apareció en el periódico El Mundo desde 1948 hasta 1986. Al igual que Victoria Ocampo en Argentina, publicó durante cuatro décadas una revista literaria de suma importancia, que se llamó primero Asomante y luego Sin nombre. Escribió asimismo unas hermosas memorias tituladas El mundo de la infancia. Todas ellas constituyeron un grupo contundente de intelectuales y fueron tan respetadas como sus contrapartes masculinas.


Lola Rodríguez de Tió

Descollaron también, junto a las ensayistas, dos poetas, Clara Lair y Julia de Burgos, que pueden equipararse a las grandes de América –Gabriela Mistral, Delmira Agustini, Alfonsina Storni, Juana de Ibarbourou– con quienes coincidieron aproximadamente en el tiempo (siendo Julia mucho menor que las otras). Como éstas, aquéllas asumieron el erotismo femenino y trataron el tema abiertamente, desafiantemente. Fueron explícitas en su expresión del deseo y directas en su juicio de los hombres: “¡Carne fácil y blanda a todos los arrimos!/ ¡Carne blanda y traidora con uñas en los mimos! // Para todas los mismos rápidos arrebatos,/ lúbrico cual los perros… falso como los gatos…” escribió Clara Lair en el poema “Frivolidad”. Las puertorriqueñas, además, reclamaron su independencia intelectual y artística de cara a las voces masculinas autorizadas. Su identificación con la tierra en que nacieron iba a la par de su sensualidad. En el poema “Río Grande de Loíza”, de Julia de Burgos, el río es un hombre que la posee: “… Río hombre. Único hombre/ que ha besado en mi alma al besar en mi cuerpo…”. Mujer y país han estado sujetos siempre a un amo: la poesía femenina contestataria se convirtió, pues, en una expresión nacional: “¡Río Grande de Loíza!... Río grande. Llanto grande./ El más grande de todos nuestros llantos isleños/ si no fuera más grande el que de mí se sale/ por los ojos del alma para mi esclavo pueblo.”

La vida desgraciada y muerte trágica de Julia de Burgos la convirtieron en un icono, además de que su poesía fuerte, terrestre, proyectaba un yo problemático, muy contemporáneo. La vida más protegida de Clara Lair, en cambio, escondía una riqueza psicológica que se volcó en poemas arrebatadamente sensuales. Hubo otras, muchas otras: Carmen Alicia Cadilla, Nimia Vicens, Carmelina Vizcarrondo… la lista es larga.

El estallido

La segunda mitad del siglo XX presenció un verdadero “estallido” de la literatura femenina, que se convirtió en una corriente incontenible de fuerza igual a la de la literatura masculina y central. Narradoras hubo siempre –Josefina Guevara Castañeira, Marigloria Palma, Edelmira González Maldonado–, pero cuando en el 1970 Rosario Ferré publicó la revista Zona Carga y Descarga junto con su prima Olga Nolla, el desafío de una nueva generación de escritoras se dejó sentir. Ambas pertenecían a una clase privilegiada, ambas lucharon contra toda sujeción y convención, incluso la de circunscribir sus escritos a la rúbrica de “literatura femenina”. El primer libro de cuentos de Rosario, Papeles de Pandora, junto con su libro de ensayos del 1980, Sitio a Eros, en los que retaba, desde diversas perspectivas y utilizando diferentes medios literarios, la estructura patriarcal de la sociedad, iniciaron el torrente. Se sucedieron los libros emblemáticos: Porque nos queremos tanto, de Olga Nolla, quien publicó también varios poemarios y una serie de novelas en que experimentaba con la historia; Felices días, tío Sergio, de Magali García Ramis; Vírgenes y mártires, de Ana Lydia Vega y Carmen Lugo Filippi.


Carmela Eulate Sanjurjo

Julia de Burgos

Clara Lair

Margot Arce de Vázquez

Olga Nolla

Rosario y Olga fueron feroces en sus retos; Magali García Ramis reveló el lado doméstico de los mitos nacionales; Ana Lydia Vega transformó la lengua literaria incorporando lo chabacano, lo vulgar, lo literariamente desprestigiado.

Resulta de interés el hecho de que Rosario Ferré, en una segunda etapa de su escritura (a partir de 1995) desafió no sólo las convenciones de la sociedad y la hegemonía literaria patriarcal, sino también la identificación, en Puerto Rico, del español con la resistencia nacional al imperio estadunidense al escribir en inglés. Fue una decisión sumamente controversial. Publicar en inglés era contravenir todos los esquemas de afirmación cultural puertorriqueña. Esa decisión, sin embargo, le facilitó el acceso a públicos que jamás se hubieran asomado, de otra manera, a nuestra escritura. Ella ha sido la escritora puertorriqueña más reconocida internacionalmente. En 1992 recibió el Liberatur Prix en Alemania y en 1995 fue finalista del National Book Award en Estados Unidos.

Mayra Montero, por otra parte, ha aportado a la literatura de la isla una visión caribeña abarcadora que explora el mito y su envés en novelas sobre Haití, la República Dominicana y Cuba, además de Puerto Rico. Cubana de nacimiento, pero residente de Puerto Rico desde la juventud, la amplitud de su visión ha ensanchado los parámetros de la literatura no sólo puertorriqueña sino caribeña.

Contestataria también, la poeta Ángela María Dávila fue la contraparte de las narradoras. Vinculada con el grupo poético de tendencias sociales izquierdistas llamado Guajana, publicó poco durante su vida (1944-2003), pero perfiló un estilo que, como sugiere el título de su poemario Animal fiero y tierno (1977), podía ser, a la vez, feroz y delicado. Otras poetas como Vanessa Droz, Elsa Tió, Etnairis Rivera, Áurea María Sotomayor, Liliana Ramos-Collado, han asumido asimismo posiciones fuertes de afirmación femenina y aun feminista.

Imposible soslayar, dentro de este panorama, a las escritoras puertorriqueñas de Estados Unidos. Su escritura reivindicativa de una identidad nacional que se encuentra bajo asedio en las “entrañas” mismas del imperio ha producido obras extraordinarias, como la novela Nilda, de Nicholasa Mohr, con su recuento de la vida en “el barrio” puertorriqueño de Nueva York (ahora habitado mayormente por mexicanos), o los poemas “Nuyorican”, de Sandra María Esteves, escritos en spanglish. Por otra parte, las narradoras Judith Ortiz Cofer y Esmeralda Santiago ofrecen visiones autobiográficas, desde una perspectiva femenina, de lo que ha significado crecer como “latina” en Estados Unidos. Estos escritos han conformado un horizonte alterno para la literatura femenina, tan puertorriqueño –sin embargo– como el de la isla. (Puerto Rico tiene más de la mitad de su población en Estados Unidos.)

A partir de la última década del siglo XX y primera del XXI han ido surgiendo escritoras más jóvenes. La más destacada, gestora cultural también y organizadora del Festival de la Palabra, es Mayra Santos-Febres, narradora y poeta. Negra de raza, ha rescatado la experiencia de ese grupo, contextualizándola dentro del amplio marco de la sociedad puertorriqueña. Santos-Febres escribe con fuerza y una absoluta libertad que se ha dispensado ya de las consideraciones identitarias que constituyeron una constante en la literatura –masculina o femenina– de la isla durante el siglo XX. Su primera novela, Sirena Selena vestida de pena (2000), introdujo otro horizonte de liberación sexual al centrarse sobre un homosexual. Yolanda Arroyo Pizarro, Janette Becerra, Sofía Irene Cardona y Vanessa Vilches se van haciendo asimismo cada vez más visibles en nuestro panorama literario con una variedad de enfoques, de énfasis, con estilos definidos.

El círculo abierto a principios del siglo XX por las ensayistas y estudiosas se cerró a finales de ese siglo con otra promoción extraordinaria de investigadoras que han producido textos lúcidos, hermosos e iluminadores sobre una gran variedad de temas, enriqueciendo el acervo del saber. Las hermanas López Baralt, Luce y Mercedes, han explorado el misticismo islámico y su relación con la literatura española, la primera, y la segunda, ha indagado antropológicamente en la literatura latinoamericana además de estudiar con ahínco al máximo poeta puertorriqueño, Luis Palés Matos. María Luisa Moreno, Silvia Álvarez Curbelo, María de los Ángeles Castro y muchas más han contribuido asimismo, con ensayos documentados y hermosos, a las investigaciones en áreas como historia y urbanismo, arquitectura y arte. Todas le han dado visibilidad a la producción intelectual y literaria de la isla.

Siempre estuvimos aquí es el título de un documental que presenta la contribución de la mujer en la historia de Puerto Rico. “Y siempre estaremos”, podríamos añadir. Imposible escribir la historia de la literatura puertorriqueña sin tomar en cuenta a muchísimas escritoras que se han adelantado en ocasiones, y que en otras han ampliado ese panorama.
 

domingo, octubre 14, 2012

Poema El silencio


El silenco

por Yolanda Arroyo Pizarro
del libro Medialengua, 2009
 

El silencio es ese punto que penetro
en las sienes de las paredes
en el seto de tus músculos alertas
y el concreto despierto de mi epidermis
cuando me siento y miro el olvido
y observo la pelambre de las sombras
te han traído a destiempo
te han regado en mi regazo
unos días antes de la desesperanza.
 
Es ese invento que nace de mis ecos
aderezados de gargantas libres,
suspiros bajos
jadeos adornados de tus decibeles disciplinados
los que no deben derramarse al otro cuarto
en donde echa canas la abuela
en donde va a escucharme la casa,
tu hogar que es cómplice de mis lamentos
conspirador de mis arqueadas de espalda.
 
Silencio de rotura de manguillos de trajes blancos,
bajura de temperaturas,
lenguas frías después de los orgasmos
los múltiples
los de colores traslúcidos como vitrales.
 
Silencio de accesorios que no titilan
de campanitas que no trepidan
de dientes que te recorren en el absoluto insonoro
y en la carencia muda de fuegos
niña de fuego
bruja blanca de fuego
vapores y volcanes sigilosos.
 
El silencio es ese espacio en donde me vuelvo monocromática
en donde me duelen las cicatrices y no hay azules
en donde se vuelcan los mantras empeñados en permanecer
en no disasociarse de la cama de pilares
de las venas que pulsan nuestro entorno
del terreno baldío en donde busco la ausencia de ruidos
donde elimino la concentración de la nada
la monotonía del ya no soy.

Caparazones, una novela que sabe a tamarindo

Caparazones, una novela que sabe a tamarindo
Publicado en Dinamarca por Aurora Boreal
 
caparazones_001
Y sucedió en aquél entonces, una historia de amor...Jorge Amado

"Cuando se toma un tamarindo con la punta de los dedos, se parte, se abre, se remueve la cáscara y se coloca en la entrepierna, y se lame, se empuja con la lengua, se saborea y se retira la pulpa de la pepita a mordisquitos, pedazo a pedacito..."
Tamarindo- Yolanda Arroyo Pizarro

Leer la novela Caparazones escrita por la poeta, cuentista y novelista puertorriqueña Yolanda Arroyo Pizarro es como probar un delicioso tamarindo. Igual al poema de Arroyo Pizarro que lleva ese mismo título. Desde que agarré esa novela en mis manos, no la pude soltar. Esa novela me llegó. Reacción similar la tuve cuando hace años atrás me leí otra novela de la literatura puertorriqueña Felices días, tío Sergio de Magali García Ramis. Resultó en una sensación similar, una novela corta que se saborea de principio a fin, igual o mejor que un tamarindo. O novelas como Salón de belleza del mexicano Mario Bellatín o Bonsai del chileno Alejandro Zambra son una delicia leerlas.

Eran los años ochenta, camino a la escuela elemental. Mis compañeros de clases y yo nos trepábamos en los árboles de ese gustoso fruto, burlando así a los dueños de las casas donde los tenían sembrados. Rápido cruzábamos la verja, mirábamos a nuestro alrededor y ahí íbamos a treparlo. Luego de comer uno tras otro, nos llevábamos a nuestras casas los que sobraban para así preparar jugo. En aquel tiempo, mi hermana Rosa preparaba uno que resultaba una delicia.

Similar a probar un tamarindo significa leer la exquisita novela Caparazones de Yolanda, cariñosamente Yola, para quienes la conocemos y admiramos sus obras que son muchas. Pues la lectura no me soltó y cada vez que me remoto a aquella primera lectura, digo a mis adentros, qué hermoso y cuán grande es el arte de la literatura. Mi profesora Luce López Baralt decía en uno de sus cursos que cuando uno ha estado sumergido en un libro y le resulta terrible cerrar la tapa al terminar el mismo, es cuando nos encontramos frente a una verdadera obra de arte. Una obra de arte resultó la novela Caparazones. Igual me pasó, pues no quería que se acabara. Una vez terminé de leerla, no paraba de recomendarla a otros lectores para que la leyeran. Un día una compañera de trabajo me habló de la extensa obra de Arroyo Pizarro, hasta ese momento desconocida para mí. Otro día de visita en la Librería Mágica en Río Piedras con mi amiga Cindy le comenté sobre la obra. Por lo poco que sabía, trataba sobre una relación amorosa y también presentaba el tema de los medios de comunicación que tanto me gustan en la literatura. Ella compró la novela, quedó arrebatada y me la pasó con la siguiente condición: "Valentín, tienes que leer esta novela ya". Obedezco feliz y caigo en el arrebato que nos conduce la autora con tan flamante libro. A partir de ahí, lo demás es historia, sigo la obra de Yola, así como de otros autores y autoras de mi predilección. Es que la trama está para devorarla. Alexia y Nessa son dos mujeres que mantienen una relación lésbica. ¿Cóoomo? ¿Una relación entre dos mujeres? Sí, entre dos mujeres y esa relación la tienen ellas tan clara, que nos hechiza durante la trama cuando Nessa menciona que el personaje de Alexia es: "Libre y silvestre(...) No sé qué me hizo. No sé qué exigencia sobre mí clamó al universo. Ahora vivo embrujada por su existencia. Es un vicio" (74).

Inicia la novela con una escena sexual entre las dos amantes. A medida que prosigue la historia nos vamos enterando cómo se conocen las protagonistas, los trabajos que hacen cada una, el amor en común que le tienen a la conservación del medio ambiente, sus pasadas relaciones. Y aquí viene lo mejor, no apto para lectores conservadores: ambas desean ser madres. El personaje de Nessa que es periodista independiente de temas ambientales se moviliza de país en país, según las necesidades de las publicaciones para las cuales trabaja. Se conmueve de dolor por la ausencia de Alexia cuando no la tiene a su lado. Esas líneas son contundentes en la novela:

Somos dos mujeres que, próximas al regodeo de la antigüedad, quieren todavía sentir cosquillas en el estómago; dos mujeres que aún en su edad madura quieren permanecer enamoradas, quieren seducir, quieren coquetear y sentirse vivas, allí, justo en el centro donde nos palpita y se bombean las lubricaciones más primitivas. Somos, por sobre todas las cosas, la una de la otra. ¿Será posible que Alexia me haya abandonado? ¿Que no vuelva? (112).
 
Alexia, es la fotógrafa y defensora de los derechos civiles y del medio ambiente. Está casada con David, y ya tiene una hija con él. Un amor como los colores del arcoíris, porque todos somos una mezcla de razas. Pareciera que en la trama el personaje de la fotógrafa es la más distante en la relación de las dos mujeres. Desaparece por días, pero al poco tiempo regresa a los brazos de Nessa.

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Esa relación es el reflejo de miles de relaciones que vemos a diario. En algunos casos, muchas relaciones del mismo sexo fracasan o se estancan, ya sea por una de las partes que sigue los parámetros de un sector dominante, o tal vez por el miedo tan presente en defender una relación que se aleja de los paradigmas sociales. La obra de Arroyo Pizarro sirve como denuncia social ante los problemas que atraviesa la comunidad homosexual.

Voy al supermercado y compro una bolsa de tamarindos. Rápido recuerdo ese poema tan hermoso de Yolanda y sigo leyendo. De repente recuerdo una escena de la película Tango de Carlos Saura. Dos mujeres bailando un tango en los camerinos de un teatro, esa escena para mí ha sido inolvidable, similar a leer Caparazones. Una escena emblemática.

¿Yola, dónde estabas que no habías llegado antes? En verdad te necesitábamos y también necesitábamos tu novela desde hace mucho. Tus obras, porque son muchas. Es que la lista es larga. Ese entusiasmo, entrega, compromiso, brillo, frescura... me quedo corto. Sin menospreciar toda la literatura que se produce, se ha producido y dichosamente se sigue produciendo en este país, quedé arrebatado y sin palabras con la obra de Yola. Nuestra literatura no tiene nada que envidiarle a la literatura universal. Ya Puerto Rico y Latinoamérica tienen los pantalones bastante largos y son bastante adultos. Decir Hispanoamérica es decir literatura universal. La lista es larga y nos falta mucho por leer. Tampoco hay que nacer lesbiana o gay para comprender la temática, sólo un poco de sentido común y solidaridad con los demás. Simplemente entender que todos tenemos que vivir dentro de nuestros caparazones para protegernos de los males que nos rodean.

Esta es una novela muy lograda, espero que surjan más de la pluma de la autora. Mientras tanto, continúo saboreando los tamarindos que compré, a la espera de la próxima entrega de Yolanda Arroyo Pizarro. Enhorabuena.

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Yolanda Arroyo Pizarro. (Puerto Rico - 1970). Es autora de la novela Los documentados (finalista del premio Pen Club 2006), los libros de cuentos: Historias para morderte los labios, Ojos de luna, Las negras, Epidemiología, Lunación. Ha escrito los poemarios: Saeta, Medialengua y Perseidas. Además dirige la antología Cachaperismos, publicada una primera parte en 2010 y un segundo volumen en 2012. Tiene un blog titulado Boreales. La novelista ofrece talleres de escritura creativa tanto en Puerto Rico, como a nivel internacional. En el 2011 fue presidenta del jurado del Premio Sor Juana Inés de la Cruz, otorgado en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, México. Pertenece al grupo Bogotá 39, constituido por autores y autoras de Latinoamérica entre ellos: Wendy Guerra, Juan Gabriel Vásquez (Premio Alfaguara 2011), Alejandro Zambra, Claudia Amengual (Premio Sor Juana 2009), Andrés Neuman y Junot Díaz (Premio Pulitzer 2008).
 
 

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Javier Valentín Feliciano (Puerto Rico, 1975). Se ha desempeñado como periodista en los principales medios de comunicación de Puerto Rico. Fue profesor en la American University y John Dewey College. Trabajó en la Universidad Politécnica y la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Ha presentado ponencias en Colombia y Brasil y realizado investigaciones en Nueva York. Obtuvo un bachillerato en Estudios Hispánicos (1998) y una segunda concentración en Periodismo en la UPR Río Piedras. Hizo una maestría en Periodismo en la Escuela de Comunicación Pública (2005) y actualmente realiza estudios doctorales en Literatura Hispanoamericana en el Departamento de Estudios Hispánicos. Tiene su blog titulado Lecturas urbanas: lecturasurbanaspr.blogspot.com

Fuente: http://www.auroraboreal.net/index.php?option=com_content&view=article&id=1250:caparazones-una-novela-que-sabe-a-tamarindo&catid=86:libros&Itemid=266

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Yolanda Arroyo Pizarro (Guaynabo, 1970). Es novelista, cuentista y ensayista puertorriqueña. Fue elegida una de las escritoras latinoamericanas más importantes menores de 39 años del Bogotá39 convocado por la UNESCO, el Hay Festival y la Secretaría de Cultura de Bogotá por motivo de celebrar a Bogotá como Capital Mundial del libro 2007. Acaba de recibir Residency Grant Award 2011 del National Hispanic Cultural Center en Nuevo México. Es autora de los libros de cuentos, ‘Avalancha’ (2011), ‘Historias para morderte los labios’ (Finalista PEN Club 2010), y ‘Ojos de Luna’ (Segundo Premio Nacional 2008, Instituto de Literatura Puertorriqueña; Libro del Año 2007 Periódico El Nuevo Día), además de los libros de poesía ‘Medialengua’ (2010) y Perseidas (2011). Ha publicado las novelas ‘Los documentados’ (Finalista Premio PEN Club 2006) y Caparazones (2010, publicada en Puerto Rico y España).

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